Fátima, una promesa del Cielo

Publicado el 07/11/2016

El Mensaje de Fátima es oportuno y urgente, tanto en aquella época como hoy: es una súplica angustiada de quien nos ve en grave peligro y que viene a ofrecernos su ayuda y darnos su consejo.

 


 

Escribo desde Aparecida, junto a la basílica de Nuestra Señora Aparecida, donde tiene lugar, del 4 al 13 de mayo, la 49ª Asamblea General de la CNBB que ha aprobado las nuevas Directrices Generales para la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil, y ha elegido e investido a su presidencia y a los presidentes de las doce comisiones episcopales de pastoral para los próximos cuatro años.

 

Momento histórico

 

En estos días también conmemoramos los cuatro años de la visita del Papa Benedicto XVI a Brasil, y recordamos la canonización de Fray Galvão e igualmente la apertura, aquí en Aparecida, de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y caribeño.

 

Este acontecimiento nos dejó un bonito e importante documento, al que denominamos “de Aparecida”. Fueron unos momentos trascendentes que marcaron nuestro continente. Sería muy bueno, además de esto, recordar la histórica visita a la Hacienda de la Esperanza y su valiente mensaje sobre la cuestión de la dependencia química.

 

Justo en este fin de semana en el que celebramos la memoria de Nuestra Señora de Fátima, que tuvo en el Beato Juan Pablo II a un gran devoto, recordamos principalmente el atentado que sufrió en ese mismo día en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

 

En este momento histórico en que constatamos que la intolerancia contra los cristianos está ocurriendo por todo el mundo y, a su vez, en este cambio de época, cuando las decisiones que deberían ser debatidas por el Congreso Nacional son impuestas al pueblo sin una saludable discusión, en un tiempo en el que tantos y tantas se lanzan contra las personas de fe como si fueran ciudadanos de segunda clase, sin los derechos que normalmente son concedidos a otros, será muy importante que volvamos a examinar el mensaje de Fátima.

 

Nuestra ciudad se hace eco de las tradiciones portuguesas de Brasil, que nos ha traído esa devoción y nos ha puesto en el corazón el amor mariano a Jesús, que nos conduce al Padre, a la luz del Espíritu Santo.

 

Un mensaje para todos, en cualquier época

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Una copia de la imagen que se

venera en Fátima fue entronizada

en Río de Janeiro.

En plena Primera Guerra Mundial, cuando el mundo estaba lleno de dolores, tres pastorcitos portugueses, de nombre: Lucía, de 10 años, Francisco, de 9 años, y Jacinta, de 7 años, tuvieron una revelación particular, que sería una gran noticia para el mundo de ayer y de hoy.

 

Durante seis meses, todos los día 13, pudieron experimentar el anuncio de un mensaje para el mundo en el lugar llamado Cova de Iría.

 

Lucía, la mayor, pidió secreto, pero los más jovencitos no consiguieron guardarlo. Contaron a otras personas aquel hecho extraordinario y el día 13 de junio ya no estaban solos. Incluso ese día quedó marcado con un signo para que el pueblo creyese en los tres niños. La multitud que abarrotaba el lugar de las apariciones fue testigo de que el Sol se movía entre llamas multicolores, como si fuera a destacarse del firmamento.

 

Fátima dejó su mensaje al mundo: “Rezad el Rosario todos los días; rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores; son muchos los que van al infierno porque no hay quien se preocupe de rezar y hacer sacrificios por ellos. La guerra va a terminar, pero si no dejan de ofender al Señor, no pasará mucho tiempo para que venga otra peor. Alejad el pecado de vuestras vidas y procurad eliminarlo de la vida de los demás, colaborando con la Redención del Salvador”.

 

Fátima es una visita de María, nuestra Madre, en nuestra época y para nuestra época. Es un mensaje de afecto, un plan práctico para la paz en el mundo, una promesa del Cielo. Son signos que destacan aspectos de la Revelación Cristiana invitando a las personas a la conversión para salvarnos de persecuciones, guerras, esclavitud o aniquilación.

 

Es, sobre todo, una manera de salvar nuestras almas del infierno.

 

El Mensaje de Fátima es para todos, en cualquier época.

 

Valentía y ánimo para ser fieles al Evangelio

 

Hoy, por disposición de la Divina Providencia, Nuestra Señora nos invita a profundizar en toda la verdad sobre Fátima, al darnos esta oportunidad de conocer su hermoso mensaje. La Santísima Virgen María, Madre de Dios, se apareció seis veces a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.

 

Necesitamos valentía y ánimo renovados en este comienzo de milenio para ser fieles al Evangelio y testigos de Cristo Resucitado.

 

Nuestra Señora de Fátima trajo un mensaje de Dios para cada uno de nosotros, edificando la esperanza en tiempos difíciles y también mostrándonos la presencia real y verdadera de Dios junto a la humanidad.

 

El Mensaje de Fátima es oportuno y urgente, tanto en aquella época como hoy: es una súplica angustiada de quien nos ve en grave peligro y que viene a ofrecernos su ayuda y darnos su consejo. Por eso mismo, nuestra invitación para que volvamos a examinar el Mensaje de Fátima en estos tiempos nuevos y difíciles.

 

Para hacer que el Mensaje de Fátima sea más cercano y actual, en nuestra arquidiócesis, el próximo día 28 de mayo, inauguraremos una réplica de la “Capilla de las Apariciones”, que será un signo plantado en nuestro país para recordarnos la necesidad de conversión y continua oración.

 

Aquí, desde Aparecida, al final de nuestra 49ª Asamblea General de la CNBB, junto al trono de la Patrona de Brasil, agradeciéndole a Dios tantos beneficios y dones y, al mismo tiempo, ante tantas necesidades de la Iglesia y de nuestra patria, suplico a María, también bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima: ruega por nosotros que recurrimos a Ti y ayúdanos a tener un corazón agradecido y convertido.

 

Intercede por todos nosotros ante tu Hijo para que nos traiga la paz y que la gracia del Espíritu Santo siempre ilumine nuestro peregrinar cristiano.

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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