Historia de la devoción a María

Publicado el 05/15/2017

Historia de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia Antigua.

 

Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra “Boetéia”, que significa “La que trae auxilios venidos del cielo”.

 

San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen “Auxiliadora de los que sufren” y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud, y que aquella imagen de la “Auxiliadora de los enfermos” se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1 de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebra el 24 de mayo).

 

En el año 749, San Juan Damasceno es el primero en propagar esta jaculatoria: “María Auxiliadora rogad por nosotros”. Y repite: “La Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte”. San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, decía en un sermón: “Oh María, Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda”.1

1 [https://caballerosdelavirgen.org/articulos/maria-auxiliadora/]

 

Un gran prodigio de la Madre de Dios

 

A pesar de que los milagros obrados por la intercesión de la Santísima Virgen son incontables, uno en especial mereció que el Papa San Pío V ordenase que en todo el mundo católico se rezara en las letanias la advocación “María Auxiliadora, ruega, por nosotros”

 

En el año de 1571, la civilización cristiana sintió que su supervivencia dependería de una batalla. La poderosa fuerza naval del Imperio Otomano desafió a la llamada Liga Santa: una armada formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. El enfrentamiento tenía tal importancia que Miguel de Cervantes Saavedra, quien luchó aquel día, no dudó en llamarla “la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros”. Durante la batalla, los católicos rezaron el Santo Rosario por solicitud del Papa San Pío V, y a pesar de las dificultades, las fuerzas cristianas consiguieron hacerse con la victoria. Nuestra Señora libró prodigiosamente en la Batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un ejército del Imperio Otomano de 282 barcos y 88.000 soldados.

 

Por este motivo, se ordenó el toque de las campanas y una solemne procesión, adjudicando a la Santísima Virgen el triunfo e instituyendo la fiesta de Nuestra Señora del Rosario en la fecha de la confrontación: el 7 de octubre.2

 

El Papa y Napoleón.

 

En el siglo XIX sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas.

 

El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: “Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica”. Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: “Las excomuniones del 2 [http://es.arautos.org/view/show/51354-octubre-el-santo-rosarioy- la-intervencion-de-la-santisima-virgen-en-la-historia-de-lahumanidad]

 

Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados”, vio con desilusión que, en los gélidos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual lo atacó y le proporcionó una total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pasar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en toda la Iglesia la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la Madre de Dios.

 

San Juan Bosco y María Auxiliadora.

 

Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad. Don Bosco solía decir: “No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado, quién ha hecho este o aquel milagro, “Cada ladrillo de esta iglesia – se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 – es una gracia de la Virgen María”.

 

Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos y tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana”.

 

La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hace percibir a María como “Auxiliadora del Pueblo de Dios”.

 

En 1863 Don Bosco comienza la construcción de su iglesia en Turín.3

 

Con tres monedas empezó un templo que costaba más de 300 millones. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos para continuar la obra, un día dijo a la Virgen:

 

¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido… ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?.

 

3 [https://caballerosdelavirgen.org/articulos/ maria-auxiliadora/].

 

Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, San Juan Bosco visita a un enfermo que tenía bastante dinero y era bastante tacaño. Este enfermo hacía tres años no podía siquiera moverse de la cama, al ver al santo le dijo:

 

—Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted. —Muchas gracias, dice San Juan Bosco; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.

 

El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a San Juan Bosco, le dice: —¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas ¡ya ve!, es imposible. —No, señor, es muy posible replica don Bosco mirando su reloj. Son las dos de la tarde… Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora. —¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. —Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!. —Imposible para usted, pero no para Dios… ¡Ánimo! Haga la prueba.

 

El enfermo se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, va San Juan Bosco quien dice: —¡Cochero, al Banco Nacional!

 

Ya la gente no se acordaba de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a San Juan Bosco sus tres mil liras.4 4 [cfr. https://www.aciprensa.com/Historias/historia.php?id=28]

 


 

Novena a María Auxiliadora

 

“Tengan mucha fe en Jesús Sacramentado y en

María Auxiliadora y estén persuadidos de que la Virgen

no dejará de cumplir plenamente sus deseos, si éstos

han de ser para la gloria de Dios y bien de sus almas.

De lo contrario, les concederá otras gracias iguales o

mayores”. San Juan Bosco

 

Oración para todos los días

Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en

defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente

en la Bienaventurada Virgen María un perpetuo auxilio;

concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección,

luchando en esta vida podamos conseguir la victoria sobre

el enemigo maligno, por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Día Primero

Se reza la oración para todos los días

Madre mía, Auxiliadora, Reina del Cielo y de la Tierra,

dame la gracia de nunca sentirme lejos de ti, porque si es

verdad que muchas cosas están lejos, tú Señora, siempre

estás cerca. Y quien a ti reza confiadamente lo consigue todo. Convénceme, Señora, que tú estás al alcance no de

manos que caen a lo largo del cuerpo, sino de manos que

se ponen juntas para rezar, rezar, rezar seriamente.5

Llegue hasta ti Señora mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora

 

Día Segundo

Se reza la oración para todos los días

 

¡Oh María Auxiliadora, que nunca has rechazado

ningún pecador que a ti acude arrepentido, dame la

gracia de comprender que junto a Ti encontraré el

más seguro y suave refugio, donde estaré a salvo de

las embestidas y celadas del enemigo infernal.6

Pon Señora en mí, los ojos de vuestra piedad y

atiende benigna mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora

 

Día Tercero

Se reza la oración para todos los días

Así como durante la noche la Estrella Matutina

brilla anunciando el día, así también Nuestra

Señora, como madre compasiva, se conduele de

aquellos que sufren, de aquellos que la buscan e

invocan, no sólo para pedirle, sino también para

darle gracias por las alegrías, los éxitos y favores

recibidos.

Oh María Auxiliadora, escucha mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora

 

Día Cuarto

Se reza la oración para todos los días

María Santísima nos socorre y auxilia en medio

de todas las situaciones difíciles que sufrimos a lo

largo de nuestro caminar rumbo al Cielo, en nuestra

lucha contra las tentaciones, contra el pecado, o

delante de las aflicciones de cada día.7 En todas estas

situaciones, la Santísima Virgen viene a nuestro

encuentro, infundiendo en nosotros el ánimo, la

esperanza y el consuelo.

Madre mía Auxiliadora, atiende mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora.

 

Día Quinto

Se reza la oración para todos los días

Las Sagradas Escrituras nos presentan insignes

mujeres de fe y virtud, vírgenes y madres santas,

cuyo elogio los autores sagrados se complacen en

cantar. Sin embargo, ninguna otra sino tú mereció la

incomparable alabanza de Dios “Dios te salve María,

llena eres de gracia”.8

Confiante en tu intercesión, escucha María

Auxiliadora mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora

 

Día Sexto

Se reza la oración para todos los días

Oh María Auxiliadora: no me olvides cuando

yo me olvide de ti; no me abandones cuando

te abandone; sígueme con tu celestial mirada y

llámame cuando me aparte de ti, búscame cuando

me esconda; sigue mi rastro cuando huya; levántame

cuando caiga y recondúceme por el buen camino

cuando me extravíe.9

Con la certeza en tu protección, atiende Madre

Santa mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora.

 

Día Séptimo

Se reza la oración para todos los días

Nuestras miserias son una razón especial para

que acudamos al auxilio de Nuestra Señora, y es la

convicción de esta verdad que debe dar a nuestra

vida espiritual aquella unción y aquella suavidad y

confianza propia a los verdaderos hijos de María.10

Con gran confianza presentemos a Dios nuestras

intenciones y tú, oh María Auxiliadora, atiende mi

oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora.

 

 

Día Octavo

Se reza la oración para todos los días

Si Nuestra Señora atendiera inmediatamente todos

nuestros pedidos, la tierra se transformaría en un paraíso

y los sufrimientos desaparecerían. Pues bien, una de las

mayores gracias que la Virgen nos da son las cruces, y

sobrellevar con fortaleza y confianza los sufrimientos que

nos sobrevengan.

Muchas veces Ella tarda en atendernos para

concedernos después abundantes gracias por no haber

dejado de confiar en Ella y haber perseverado con fe.11

Madre Auxiliadora, en medio de mi aflicción, mírame

con compasión y no deseches mi oración.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliadora.

 

Día Noveno

Se reza la oración para todos los días

En la peor de nuestras preocupaciones,

recordemos que cuando la tormenta haya llegado

hasta el auge, es hora de preparar el incienso y

todo lo necesario para cantar el “Magníficat”.

Porque cuando el sufrimiento llega al auge, María

Auxiliadora interviene y nos salva, pues cuando su

socorro parece más distante, es allí la hora de las

gracias mayores.12

Oh Señora y Madre mía, ayúdame.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)

Se reza la súplica a María Auxiliador.

 

Súplica a María Auxiliadora.

Necesitando un favor especial, y confiando en

tu bondad, a ti recurro, poderoso Auxilio de los

Cristianos.

Conocedor de las innumerables gracias que

diariamente concedes a tus devotos, he puesto

siempre en ti toda mi confianza; y hoy, humildemente

postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor

de mi alma, remedies mi necesidad… (Aquí se pide la

gracia deseada).

Bien sé, Madre querida, que yo no merezco nada;

y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu

bondad. Pero este temor se me disipa al pensar que

tú me atenderás no porque soy bueno, sino porque tú

eres buena.

Por tanto, tú puedes, dulcísima Señora, sacarme

de mi lastimosa situación y hacer que sirva con

fidelidad a ti y a tu Divino Hijo, a fin de que yo

también pueda experimentar la maravillosa eficacia

de tu santo auxilio. Amén.

 

 

 

Deje sus comentarios

Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

version mobile ->