Roma: XIV aniversario de la aprobación pontificia de los Heraldos
La comunidad de los Heraldos del Evangelio de Roma conmemoraba el pasado 21 de febrero, en la iglesia de San Benedetto in Piscinula, el XIV aniversario de la aprobación pontificia de la asociación con una solemne Eucaristía presidida por el cardenal Franc Rodé, CM, prefecto emérito de la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Un hombre predilecto de la Providencia
En su homilía, recordó con especial afecto al fundador de esa familia espiritual, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, “hombre elegido por la Providencia para concebir, modelar y edificar con celo e inteligencia esta nueva obra de la Iglesia”.
De manera similar al profeta Daniel, añadió el cardenal, es un hombre predilecto sobre quien la Providencia ha querido depositar el tesoro del carisma, permitiéndole, no obstante, que sufra “pruebas, enfermedades y otras formas de dolor”, a fin de dejar claro a ojos de los hombres el carácter divino de esa obra.
Algunas peculiaridades de la obra
A partir de un agudo sentido de la observación no exento de discernimiento, el cardenal Rodé trazó en pocas palabras algunas de las características del fundador y de la asociación: “Una de las peculiaridades de Mons. João que marcan a fondo la obra de los Heraldos del Evangelio es su actitud de constante y fervorosa súplica a la Divina Providencia para conseguir todo lo que pueda serles útil para mayor gloria de Dios y de su Iglesia, lo que incluye formar y guiar por el camino de la santidad a hombres y mujeres, construir templos, erigir seminarios y casas de estudio o de oración, en conformidad con el propio carisma”.
Los Heraldos se caracterizan además por “celebrar la liturgia de forma solemne, enriqueciendo la celebración con bonitos cantos e instrumentos musicales. Monseñor João invita al mismo tiempo a sus hijos espirituales a tener una actitud de soberana libertad cristiana, superando el respeto humano del que los católicos somos víctimas muy frecuentemente, a causa del secularismo dominante. Así, se revisten de un hábito que no pasa desapercibido, cuya cruz roja y blanca busca ser reflejo de esa nueva luz que surge como una gracia de Dios para la Iglesia y el mundo del siglo XXI”.
Raíces de un árbol exuberante
Después de haber descrito los frutos de dicha obra, el cardenal se pregunta “¿dónde encuentran su alimento las raíces de este árbol exuberante?”. Como respuesta apuntó a la espiritualidad de los Heraldos del Evangelio centrada en la ardorosa devoción eucarística y mariana y en su fidelidad al ministerio petrino.
Sólidamente apoyado en esas tres columnas, el fundador de los Heraldos dio un paso adelante: “enriqueció a la familia espiritual de los Heraldos del Evangelio con una rama sacerdotal”. La asociación quedaba así provista del insigne privilegio de celebrar cotidianamente la Eucaristía, administrar los sacramentos y dar asistencia pastoral en las diócesis donde están establecidas.
Misioneros que difunden la devoción a María
Quiso hacer una mención especial a la Caballería de María, “conjunto de misioneros heraldos que difunden la devoción a María, conduciendo de nuevo a sus parroquias a los que se encuentran en la periferia de la vida eclesial”. Una iniciativa que evoca el impulso dado recientemente por el Papa Francisco para, con valor evangélico, salir a buscar a los más lejanos (cf. Homilía, 15/2/2015). “Esa disposición —señalaba el purpurado— de recorrer el mundo entero difundiendo la devoción a María está simbolizada por las botas que forman parte de su hábito”.
Personas por las que el fundador conserva especial gratitud
Al final de la celebración, el padre Ramón Ángel Pereira Veiga, EP, le agradecía al cardenal la caritativa y paterna consideración con que mira al fundador de los Heraldos y a su obra.
En sus palabras también fueron recordadas otras personas hacia las que el fundador mantiene especial gratitud, como el Prof. Guzmán Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos en la época de la aprobación y actual secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.
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