Hoy contemplaremos los misterios gozosos. Ellos se caracterizan por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación. Meditar los misterios “gozosos” significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el preanuncio del misterio del dolor salvífico.
>> Oraciones iniciales y Credo
Ofrecimiento del Rosario:
Me uno a todos los santos que están el cielo, a todos los justos que están en la tierra, a todas las almas fieles que están en este lugar.
Me uno a Vos oh Jesús, para alabar dignamente a vuestra Santa Madre y alabaros a Vos en Ella y por Ella.
Renuncio a todas las distracciones que me vinieren durante este rosario, que quiero recitar con modestia, atención y devoción como si fuera el ultimo de mi vida. Amén.
Señal de la Cruz:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el Primer Misterio Gozoso contemplamos la Anunciación del ángel y la Encarnación del Verbo
La primogénita de todas las criaturas, la síntesis del orden del universo, la Madre de la Sabiduría, no fue capaz de imaginar cómo sería posible realizarse en Ella la Encarnación del Verbo. “…ninguna cosa es imposible para Dios” le dijo el ángel. De un lado, la humildad perfectísima de una Virgen, de otro, el poder absoluto de Dios. La omnipotencia se deja atraer por la humildad. Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para que sea infundida en nuestra alma el mismo don de humildad que Ella posee, y una entera confianza en la omnipotencia divina.
- (Pausa para meditación)
- Padre Nuestro,
- 10 Ave Marías,
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
En el Segundo Misterio Gozoso contemplamos la Visitación de María a su prima Santa Isabel
Inmediatamente resonó allí la voz de la Madre del Verbo Encarnado, toda la familia del Bautista se vio llena de gracias y bendiciones celestiales, en una primera manifestación de la inagotable riqueza de beneficios y misericordias que Jesús traía al mundo. Por este Misterio, pidamos la intercesión de la Santísima Virgen para obtener la gracia de estar siempre atentos a la voz de María en nuestro interior, y de una ardiente caridad para con nuestro prójimo.
- (Pausa para meditación)
- Padre Nuestro,
- 10 Ave Marías,
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
En el Tercer Misterio Gozoso contemplamos el Nacimiento del Niño Jesús en Belén
El cielo y la tierra celebran el nacimiento del Salvador. Y en la gruta de Belén, la Santísima Virgen tomó reverentemente al Niño Jesús y lo estrechó a su pecho. Imaginemos los sentimientos de devoción, de ternura y de amor que experimentó María al ver en sus brazos al Señor del mundo, el Hijo del Eterno Padre que se había dignado hacerse también Hijo de Ella, eligiéndola por Madre entre todas las mujeres. Por este Misterio y por la intercesión de la Santísima Virgen pidamos la gracia de conservar siempre todas “las palabras” que nos sean dichas por el Espíritu Santo en nuestro interior, y meditarlas en nuestros corazones.
- (Pausa para meditación)
- Padre Nuestro,
- 10 Ave Marías,
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
En el Cuarto Misterio Gozoso contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo y la Purificación de María
Delante del Sumo Bien, no puede haber una posición de neutralidad: o la adhesión, o el rechazo. Si seguimos los caminos del Evangelio, se dará con nosotros lo mismo que le sucedió a Jesús. Por este Misterio y la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de cumplir la Ley con perfección, aceptando con amor y resignación las contradicciones que podamos causar en los otros, por nuestros dones o virtudes.
- (Pausa para meditación)
- Padre Nuestro,
- 10 Ave Marías,
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
En el Quinto Misterio Gozoso contemplamos la Pérdida y Hallazgo del Niño Jesús en el Templo
Tan pronto se dieron cuenta de su desaparición, María y José se pusieron inmediatamente a buscar a Jesús. Ejemplo excelso para nosotros: si por culpa o no llegásemos a perder a Jesús, busquémoslo con toda prontitud. Por este misterio y la intercesión de la Santísima Virgen, pidamos la gracia de jamás perder a Jesús; pero si esto se diere, pidamos la gracia de buscarlo con la misma diligencia que Ella y San José tuvieron.
- (Pausa para meditación)
- Padre Nuestro,
- 10 Ave Marías,
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
- Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
Oraciones Finales
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Rezar la Salve.
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Se puede rezar las Letanías Lauretanas al final de todo el Rosario.