Oración a Nuestra Señora de Fátima

Publicado el 08/14/2007

¡Oh Virgen Santísima!, como una madre que visita a sus hijos, habéis bajado del cielo para visitarnos y decirnos lo que hemos de hacer para salvar nuestras almas; quiero aprovecharme de vuestras enseñanzas, a fin de ir un día a Vos y gozar para siempre con Vos de las delicias de la gloria. Amén.

1. La primera lección que nos dais es que recemos cada día el santo Rosario. Ya que vos lo deseáis, así lo haré con toda la familia, reunida en vuestro nombre, sin que la negligencia ni las ocupaciones me retraigan de hacerlo. Avemaría.

2. La segunda lección que de Vos recibimos es la devoción a vuestro Inmaculado Corazón, a vuestro corazón de Virgen, de Madre, de Reina y de Abogada. Así lo haré desde hoy, y digo y diré siempre con toda confianza: Dulce Corazón de María, sed la salvación mía. Avemaría.

3. La tercera lección que de Vos hemos aprendido es, sobre todo evitar el pecado, porque ya demasiado ofendido está el Señor, huir del pecado, que es la ruina de nuestra alma y el que nos conduce a nuestra eterna perdición. A vuestros pies lo digo, Madre mía: Antes morir que cometer un pecado mortal.

Madre, aquí tenéis a vuestro hijo: guardadme.

Madre, aquí tenéis a vuestro hijo: salvadme.

Madre, aquí tenéis a vuestro hijo: llevadme con Vos al cielo, donde en vuestra compañía pueda ver y poseer a Dios. Así sea.

 

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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