Oh Auxiliadora de todos los siglos!
¡Oh gozo de los Ángeles!
¡Oh luz radiante, estrella de los desorientados!
Oh Abogada de los cristianos, María, terror de todos los impíos.
Romped las cadenas de nuestros delitos y conducidnos a vuestro santo Reino. Vos que amparáis a los que corren peligro y a Vos claman, oh espléndida Reina del mundo, socórrenos ahora y cuando estemos ante la muerte.
(Antífona “O Adjutrix omnium”)
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