Misterios de la Pasión del Señor
1. Oración Inicial. https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/via-crusis-oracion-inicial/
2. Primera Estación: https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/via-crusis-primera-estacion/
3. Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/via-crusis-segunda-estacion/
4. Tercera Estación: Jesús cae por primera vez https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-tercera-estacion/
5. Cuarta Estación: Jesús encuentra a su Madre https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-cuarta-estacion/
6.Quinta Estación: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-quinta-estacion/
7. Sexta Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrusis-sexta-estacion/
8. Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-septima-estacion/
9. Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-octava-estacion/
10. Novena Estación: Jesús cae por tercera vez https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-novena-estacion/
11. Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-decima-estacion/
12. Décima Primera Estación: Jesús es clavado en la Cruz https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-decima-primera/
11. Décima Segunda Estación: Jesús muere en la Cruz https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacruscis-decima-segunda/
12. Décima Tercera Estación: Jesús es bajado de la Cruz https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-decima-tercera/
13. Décima Cuarta Estación: Jesús es colocado en el sepulcro https://caballerosdelavirgen.org/devocionario/viacrucis-decima-cuarta/
¿Qué es el Vía Crucis?
El “Vía Crucis” en latín, o “Camino de la Cruz”, que también se le llama Vía Sacra o Estaciones de la Cruz o Vía Dolorosa, se trata de un camino de oración que busca profundizar y meditar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario.
El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o “Estaciones” correspondientes a incidentes particulares que Nuestro Señor padeció por nuestra salvación. Las estaciones generalmente se colocan en intervalos en las paredes de la iglesia o en lugares reservados para la oración. Los santuarios, casas de retiros y otros lugares de oración suelen tener las estaciones en un terreno cercano.
La erección y uso de las Estaciones se generalizaron al final del siglo XVII. Al principio el número de Estaciones variaba pero finalmente quedó en catorce.
La costumbre de rezar el Vía Crucis posiblemente comenzó en Jerusalén. Ciertos lugares de La Vía Dolorosa (aunque no se llamó así antes del siglo XVI), fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos. Hacer allí las Estaciones de la Cruz, se convirtió en la meta de muchos peregrinos desde la época del emperador Constantino (Siglo IV).
La finalidad de las Estaciones es ayudarnos a unirnos a Nuestro Señor haciendo una peregrinación espiritual a la Tierra Santa, a los momentos mas señalados de su Pasión y muerte redentora. Pasamos de Estación: en Estación: meditando ciertas oraciones. Varios santos, entre ellos San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, han escrito meditaciones para cada Estación:. También podemos añadir las nuestras. Es tradición, mientras se pasa de una Estación: a la otra, cantar una estrofa del "Stabat Mater" o algún canto popular que manifieste el pedido de perdón por nuestros pecados.
Nada mejor que meditar los misterios de la Pasión del Señor, para despertar en nuestros corazones sentimientos nobles y convicciones sólidas que fortalezcan la vida cristiana, imitando así al modelo divino que padeció, murió y resucitó por nosotros. Él nos antecedió en la misma vía que todos debemos trillar: las pruebas, la muerte y la resurrección.
Que el Señor muerto y resucitado, por intercesión de la Madre de los Dolores, nos dé la gracia de una verdadera conversión, es decir, un empeño consecuente de evitar el pecado y de buscar en todo la gloria de Dios y el bien del prójimo.
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