Mediante una carta a los sacerdotes del mundo entero, el Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Darío Castrillón Hoyos, incentiva a dar la Primera Comunión a los niños apenas tengan uso de razón. De esta importante misiva destacamos algunos trechos.
Un gran Papa canonizado por la Iglesia, San Pío X, dedicó precisamente a los niños no poca atención y esfuerzo pastoral. El 8 de Agosto de 1910 se dio a conocer el Decreto Quam Singulari, a través del cual el Santo Padre Pío X establecía que se pudiera admitir a los niños a la Primera Comunión desde la edad de siete años.
Junto con San Pío X, muchos estamos convencidos que esta praxis de permitir a los niños recibir la Primera Comunión desde la edad de siete años, trae a la Iglesia grandes gracias del Cielo. Además, no hay que olvidarse que en la Iglesia primitiva, el sacramento de la Eucaristía se administraba a los recién nacidos, enseguida después del Bautismo, bajo las especies de pocas gotas de vino.
Obligación de los padres y los párrocos
El canon 914 ha acogido plenamente el pensamiento del Pontífice: “Lospadres, en primer lugar, y quienes hacensus veces, así como también el párroco,tienen obligación de procurar que los niños que han llegado al uso de razón sepreparen convenientemente y se nutrancuanto antes, previa Confesión sacramental, con este alimento divino.”
El Santo Padre ha vuelto recientemente sobre aquella decisión de San Pío X con palabras de admiración; lo ha hecho en su libro ¡Levantaos! ¡Vamos!: “Un testimonio conmovedor de amor pastoral por los niños lo dio mi predecesor san Pío X con su decisión sobre la Primera Comunión. La Sagrada Comunión anticipada fue una decisión pastoral que merece ser recordada y alabada. Ha producido muchos frutos de santidad y de apostolado entre los niños, favoreciendo que surgieran vocaciones sacerdotales”.
Nosotros sacerdotes, llamados porDios a custodiar el Santo Sacramentodel altar en unión a nuestros Obispos,podemos y debemos cuidar ante todoa los niños como a los primeros destinatarios de este don inmenso: la Eucaristía, que Dios ha puesto en nuestrasfrágiles manos de barro, sobre nuestras manos consagradas.
Cuanto menor la edad, tanto mejor la Comunión
Creo que es una de las más grandes alegrías para el párroco aquella de escuchar la Primera Confesión de los niños, y luego hacerles recibir la Primera Comunión; y viene espontáneamente a la mente la certeza de que cuanto más pequeños son, más digna será la acogida del corazón a Cristo sacramentado.
En efecto, cuando la mentedel niño llega a la edad en quecomienza a razonar —y hoy estaedad llega pronto— está abiertay disponible a la acogida de la luzdivina, que les hace penetrar, hastadonde es posible, el misterio del amorde Dios para el hombre. Luego la fe selevanta sobre la razón, y esta fe es tanviva en los niños que ellos son capaces,a veces mejor que nosotros, de expresar con la oración inmediata su cercanía al Señor.
Confiamos, por lo tanto, que esta santa costumbre, recordada por todos los últimos Papas, de hacer acercar a los niños pequeños a la Santa Eucaristía, después de haber hecho su Primera Confesión, sea cada vez más estimada y dentro de lo posible seguida, particularmente en este Año de la Eucaristía