Diles a los pecadores que siempre estoy a su espera

Publicado el 10/03/2017

Santa Faustina Kowalska

Secretaria de mi más profundo misterio, tu misión es la de escribir, para provecho de las almas, todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para que, leyendo estos escritos, encuentren consuelo y adquieran valor para acercarse a mí.

 

Mi Corazón desborda de misericordia para con las almas, especialmente la de los pobres pecadores. Si pudieran comprender que soy para ellos el mejor Padre, que de mi Corazón ha brotado en su favor sangre y agua como de una fuente desbordante de misericordia; para ellos resido en el sagrario. Como Rey de Misericordia, deseo colmar de gracias a las almas, pero no quieren aceptarlas. ¡Oh, cuán indiferentes son las almas a la vista de tanta bondad, de tantas pruebas de amor! Tienen tiempo para todo, menos para venir a mí a recibir las gracias.

 

Diles a los pecadores que siempre estoy a su espera y presto atención al latido de sus corazones para saber cuándo latirán por mí. Escribe que les hablo a través de los remordimientos de conciencia, por medio de los fracasos y sufrimientos, mediante los rayos y tempestades; hablo por la voz de la Iglesia.

 

Escribe esto para las almas afligidas: cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando descubra el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se lance con confianza en los brazos de mi misericordia, como un niño en los brazos de su madre querida. Tengo especial predilección por el alma que confía en mi bondad.

 

Fragmentos del Diario de Santa Faustina Kowalska

 

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