El Pan de los fuertes

Publicado el 06/23/2019

La Sagrada Eucaristía es llamada Pan de los fuertes. En la procesión de Corpus Christi, debemos querer glorificarlo y pedir que ese Pan comunique su fuerza a todos y obstaculizar la acción del demonio. ¡Sería muy bonito que, de trecho en trecho, la procesión parara en un altar donde se diera una bendición exorcista con el Santísimo Sacramento!

 


 

La Solemnidad de Corpus Christi es una fiesta litúrgica instituida por la Iglesia para conmemorar y homenajear la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento. De ahí el nombre Corpus Christi.

 

Reparación por las blasfemias proferidas por protestantes

 

Esta fiesta fue instituida por el Papa Urbano IV, en el siglo XIII, y tuvo un gran crecimiento en el período de la expansión protestante, como réplica a la contestación hecha por ellos del dogma de la presencia real de Nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía; y también, con la intención de estimular a los católicos para ofrecer a Nuestro Señor una reparación, por causa de la blasfemia que la herejía propugnaba al respecto.

 

Con el correr de los tiempos, y volviéndose menos viva la discusión entre católicos y protestantes, esa nota polémica de la fiesta también disminuyó, y pasó a tener mayor relevancia la devoción eucarística en la vida espiritual de los fieles. En el período que corresponde a la Historia moderna y después a la Historia contemporánea, la atención de los católicos se fue concentrando cada vez más, en esa maravilla del amor de Nuestro Señor hacia los hombres, que es su presencia real en el Santísimo Sacramento. En el siglo XIX, la Iglesia instituyó la Congregación del Santísimo Sacramento, los sacramentinos, fundada por San Pedro Julián Eymard, especialmente para honrar continuamente al Santísimo Sacramento en adoración perpetua.

 

San Pío X – ya en el siglo XX, por tanto – instituyó la Comunión para los niños y le dio un gran impulso a la Comunión frecuente, incluso cotidiana, para las personas que pudieran recibir la Sagrada Eucaristía. Los congresos eucarísticos se multiplicaron por todo la tierra y, con esa irradiación de la devoción eucarística, la fiesta de Corpus Christi tomó mayor realce. Es la propia glorificación de Nuestro Señor sacramentado.

 

Esta fiesta se celebra con una procesión en las calles.

 

Comprendo que se le pueda decir al hombre, oprimido por problemas personales, psicológicos y de todo género, viendo el mundo atormentado naufragando en las crisis contemporáneas, que lo más importante es la adoración al Santísimo Sacramento. Entiendo también que ese hombre saque provecho de esto, e invoque la Sagrada Eucaristía para no naufragar. Su atención es fuertemente requerida por esta condición de náufrago. Y por tanto, se hace necesario establecer una relación entre su situación y esta devoción. De lo contrario, todas las disertaciones sobre la fiesta corren el riesgo de dejar al hombre sin medios, sin la atracción debida a este misterio tan augusto.

 

Todo lo que dijimos a respecto de esa fiesta es perfectamente verdadero. Entretanto, es como si, por ejemplo, me mostraran una fotografía de un árbol con un tronco vigoroso, fuerte, pero en el cual no aparecen las ramas. Aquello es un árbol verdadero, fuerte; pero, sin las ramas, el tronco sólo no da la idea de árbol.

 

Bendición exorcista con el Santísimo Sacramento

 

Lo que fue dicho es el tronco – realmente rico, venerable, perfumado – del asunto, pero este tronco impone una irradiación por todo su ramaje.

 

En primer lugar, volviéndose menos incisiva la polémica entre protestantes y católicos, es el caso de preguntar si no entró flaqueza en eso, tibieza por parte de los católicos; y si no se debería tomar una actitud que hiciera más acerba esa polémica. La fiesta de Corpus Christi sería una ocasión muy buena para eso. ¿Son sólo los protestantes? En aquel tiempo, ellos estaban en el centro del panorama, si embargo, con el paso de los años, toda clase de herejías, de abominaciones se multiplicaron por la Tierra como fruto del protestantismo. Este generó sus hijos y con ellos llenó la Tierra. Así, ¿esa procesión no debería tener un carácter contrario a todos esos hijos del protestantismo? Por tanto, ¿no debería ser aún más polémica?

 

Santa Genoveva, con el Santísimo Sacramento, hizo retroceder a los bárbaros que avanzaban sobre París. Los bárbaros de nuestros días avanzan ¿y nosotros no podemos concebir esta fiesta como la glorificación de lo que es nuestra arma para hacer retroceder a los bandidos?

 

Yo soy entusiasta de esta fiesta y de todo lo que fue dicho al respecto, pero me siento triste por haber sido privada de esos complementos indispensables. Para combatir es necesario tener fuerza. La Sagrada Eucaristía es llamada Pan de los fuertes. Ese Pan de los fuertes que nosotros vamos a llevar por las calles para glorificarlo, haciendo un pedido para que Él comunique su fuerza a todos los que se encuentran en la calle y para obstaculizar la acción del demonio.

 

¡Qué cosa linda aumentar una intención exorcista en la bendición del Santísimo Sacramento, dada al final de la procesión! ¡Cómo sería bonito que, de trecho en trecho, la procesión parara en un altar donde fuera dada una bendición exorcista con el Santísimo Sacramento!

 

Por otro lado, es verdad que durante todo este tiempo la devoción al Santísimo Sacramento se extendió mucho. Pero no ha sido solo ella. También creció mucho la devoción a Nuestra Señora. ¿No se debería invocar mucho más a la Santísima Virgen a lo largo de las procesiones, con cánticos alabándola en cuanto modelo de adoradora del Santísimo Sacramento? Ella fue el sagrario vivo que abrigó a Nuestro Señor hasta su nacimiento y que, después de su primera Comunión, lo contuvo en sí hasta el momento de morir. Todo eso necesita ser recordado. Y es por medio de Ella que debemos dirigir nuestras oraciones al Santísimo Sacramento.

 

(Extraído de conferencia de 9/6/1982)

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