En la invocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, lo que se venera en especial no es la frecuencia con que María Santísima nos auxilia, ni su liberalidad y ternura, pero si el hecho de que ese auxilio es perpetuo.
Por más mal que hagamos, por más que abusemos, por más increíbles que sean nuestras ingratitudes, por más agudo que sea el riesgo, por más extraordinario que sea el milagro por el que imploramos, por más extremo e improbable que sea el auxilio que pedimos, mientras no sea algo malo en si mismo, la Madre del Perpetuo Socorro nos atenderá.
Por lo tanto, es la Madre que se glorifica en atender siempre, en acudir siempre, en acoger siempre, de manera que no hay ninguna posibilidad de que al rezarle a Ella, no seamos socorridos.En la invocación de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, lo que se
Ella puede incluso retrasar o aplazar el momento de concedernos lo que le pedimos, pero eso es para darnos, después, cien veces más, llegando a nosotros con las manos cargadas de dones multiplicados.
Felices aquellos quienes Nuestra Señora se demora en atender!
(Extraído de la conferencia del 18/11/1964) Revista Dr. Plinio # 195, página 36.