Nolite obdurare corda vestra – No endurezcáis vuestro corazón.

Publicado el 05/08/2019

El Mensaje de Fátima irrumpe en nuestros días con renovada actualidad. ¿Qué es lo que un lector que le dedique una atención suficientemente seria, saca de ese mensaje?

 

Un lector en tales condiciones retiene del mensaje el hecho supremamente grave de que Nuestra señora increpa al mundo de ciertas culpas y lo amenaza con determinados castigos, en el caso de que sus pedidos no sean atendidos. El carácter condicionado de las promesas de Fátima queda así perfectamente configurado. O sea, la Virgen Santísima deja una vía abierta para que la humanidad pueda escapar del castigo inminente mediante la enmienda de la vida.

 

 

En este sentido, resalta también el carácter expiatorio de los pedidos hechos por Nuestra Señora: la Comunión Reparadora de los primeros sábados de cinco meses consecutivos y la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María. Si tales pedidos fuesen atendidos, el mundo volvería a gozar de la paz: la paz de Cristo en el Reino de María.

 

Pregunta: ¿las culpas y los pecados cesaron? ¿Fue hecha la expiación?

 

Respuesta: Para ir, de entrada, a lo más evidente, digamos que desde 1917, la crisis moral en occidente no ha hecho sino acentuarse rápidamente. Así, entre tantas reformas de las que todo el mundo habla como siendo necesarias, tanto en oriente como en occidente, nadie propugna por la solución de lo que más ofende a Nuestra Señora, o sea, la reforma de la moralidad, tanto particular como pública, a través de la restauración de la institución de la familia, del fortalecimiento de la indisolubilidad y de la sacralidad del matrimonio, de la autoridad de los padres sobre los hijos, la sustracción de éstos a la intromisión abusiva del Estado que oficialmente es laico, si no directamente ateo.

 

Por lo tanto, cualquier afirmación en el sentido de que las promesas de Fátima se están cumpliendo, exigiría mayor circunspección ya que, de parte de la humanidad, no hubo correspondencia a los pedidos de la Virgen María en un punto fundamental que es la enmienda de vida.

 

Importa, pues, en alto grado, interpretar el Mensaje de Fátima de forma auténtica, para que los espíritus se mantengan lúcidos, vigilantes y valientes ante los acontecimientos extraordinarios que puedan darse, lanzando a la humanidad en la perplejidad y en la aflicción.

 

Para los que tienen fe, resonarán siempre en sus oídos las palabras de Nuestra Señora en Fátima: “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”.1

 

“Hodie si vocem ejus audieritis nolite obdurare corda vestra – si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Sal 95, 8) – dice la Escritura. Inscribiendo la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima en el calendario litúrgico, la Santa Iglesia proclama la perennidad de su mensaje dado al mundo a través de los pequeños pastores. En el día de su Fiesta, una vez más la voz de Fátima llegó hasta nosotros. No endurezcamos nuestros corazones, porque solo así, encontraremos el camino de la verdadera paz.2

 


 

1.- Extractos del artículo “Actualidad del Mensaje de Fátima 75 años después”, publicado en el diario Las Américas el 14/5/1992

2.- Extraído del artículo “Fátima”, publicado en O Legionario del 14/5/1944.

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