Madre de Jesús, esposa del glorioso san José, tú formabas parte de la Sagrada Familia, con la cual tenías deberes que cumplir.
¡Ah, Señora! ¡Cuánta solicitud y cuidado tuviste en la casa de Nazaret, cuántas penas por la pobreza de tu familia y por los sufrimientos que eso podría ocasionarle al Señor, qué diligencia en el trabajo, qué celo en la educación de tu adorado Jesús!
Ya que tan bien conoces las necesidades de una familia, escucha los ruegos que te dirige esta familia que te pertenece. Enséñanos las virtudes que practicaste; socorre y asiste a nuestras madres para que sean en nuestras casas lo que tú en la casa de Nazaret, a fin de que, con la imitación de tus virtudes, hagan también la felicidad de nuestras casas, como felices hiciste a las personas de la Sagrada Familia.