En medio de esa atmósfera de dulce gaudio de la Navidad, ¿por qué la Iglesia introduce la memoria de la sangre de un mártir? ¿No hay un contraste en ello, o por lo menos un choque demasiado fuerte? El Papa explicó
El Miércoles, 26-12-2018 al mediodía, el Papa rezó el Ángelus en la Plaza de San Pedro, en el día en que la Iglesia conmemora al protomártir, el diácono San Esteban.
Señaló el Pontífice que aún nos encontramos nimbados por los dulces aromas de la Navidad. "La alegría de la Navidad inunda aún nuestros corazones". Aún sigue resonando el "maravilloso anuncio" del nacimiento de Cristo.
Pero, en medio de esa atmósfera de dulce gaudio, ¿por qué la Iglesia introduce la memoria de la sangre de un mártir? ¿No hay un contraste en ello, o por lo menos un choque demasiado fuerte?
En realidad no, señaló Francisco, porque el Niño Jesús es el mismo que luego morirá en una cruz. En la cuna de Belén es contemplado arropado por lienzos; en su cruxifixión también será cubierto en lienzos para ser colocado en el sepulcro. Así como Esteban, el Niño Dios dio su sangre luminosamente.
Hay semejanza entre el Niño Dios luego crucificado y el protomártir, cuando recordamos algunas de las palabras del Señor en la Cruz y las de San Esteban siendo apedreado. El protomártir dijo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Palabras similares a las de Cristo en la cruz, que expresó: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
También es similar el pedido de perdón a Dios para sus verdugos. San Esteban imploró "Señor, no les tengas en cuenta este pecado", así como Jesús pidió a Dios Padre que perdonara a sus perseguidores, pues no sabían lo que hacían.
Los hechos de la vida de San Esteban son -señaló el Papa- una invitación dirigida a todos nosotros de acoger con fe en Dios todo lo que nos venga a nuestra vida de luces, pero también de cruces. En los sufrimientos, cuando imploramos el auxilio de Dios, Él nos ayuda a vivirlos como ocasión de crecimiento en la fe y construcción de nuevas relaciones con los hermanos. . "Se trata -dijo Francisco- de abandonarnos en las manos del Señor", sabiendo que es "un Padre rico de bondad hacia sus hijos".
El Papa pidió a la Virgen y a San Esteban su intercesión para que nuestras mentes siempre se dirijan a Dios -particularmente en los momentos difíciles- y para que seamos capaces del perdón.
Con información de Vatican News