Una de las manifestaciones más evidentes del relativismo contemporáneo se liga a una nueva comprensión del concepto de consciencia, que ha acarreado profundas implicancias tanto en el campo epistemológico como moral.
Según esa nueva teoría, cada consciencia es autónoma, infalible e independiente.
Ella funciona como una especie de tribunal de última instancia, capaz de dictar por sí misma las reglas de toda conducta moral y social.
Ratzinger
Ratzinger considera esta interpretación del concepto de consciencia como una especie de deificación de la subjetividad, pues el criterio de la verdad acaba siendo dictado por el propio ego interior:
"Consciencia, en la modernidad, se tornó la divinización de la subjetividad, en cuanto que en la tradición cristiana es exactamente contrario.
La conciencia es la convicción de que el hombre es transparente y puede sentir en sí mismo la voz de la propia razón, la razón que da fundamento del mundo". (1)
Con efecto, la tradición cristiana comprende la consciencia como la capacidad que el hombre tiene que abrirse a la verdad objetiva y universal y que constituye no solamente un derecho, sino también un deber de buscar aquello que es verdadero. (2)
De esa forma, la consciencia debe ser entendida como unidad de conocimiento y verdad, sin ser confundida con la autoconsciencia, pues vivir conforme la consciencia no significa encerrarse en la propia convicción.
Por el P. Inácio Almeida, EP
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1) Dialogo fra Ratzinger e Galli della Loggia su storia, politica e religione. In: Tosatti, Marco. Il dizionario di papa Ratzinger: Guida al pontificato. Milano, Baldini Castoldi Dalai, p. 34 (tradução nossa): "Coscienza, nella modernità, diventa la divinizzazione della soggettività, mentre nella tradizione cristiana è proprio il contrario, è la convinzione che l'uomo è trasparente e può sentire in se stesso la voce della ragione stessa, della ragione fondante del mondo".
2) Cf. Idem. El elogio de la conciencia: la Verdad interroga al corazón. Madrid: Palabra, 2010, p. 45.