Es propio al espíritu de la Iglesia amar las grandes síntesis. En Fátima, en el momento en que la Virgen proclama su realeza futura bajo la forma de la realeza de su Inmaculado Corazón, aparece con el traje de su más antigua devoción: la devoción del Carmen, haciendo una síntesis de lo más antiguo y de lo más reciente, y declarando que es por medio de su Corazón que Ella vencerá. ¿Qué nos muestra esto? Nos muestra que estamos nuevamente ante luchas y batallas en este nuestro siglo lleno de decadencia; que Ella nos pedirá sufrimiento y dolor. Pero al cabo de un tiempo, ¡gran gloria de nuevo! La Santísima Virgen será glorificada y ahí está presente el hábito del Carmen. “¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!”.