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A la izquierda, la “Scala Santa” vista sin la habitual cubierta de maderas; abajo, escalón marcado por la caída de Jesús
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La Scala Santa es la escalera de 28 peldaños del pretorio de Poncio Pilato, por la cual Jesucristo subió el Viernes Santo para ser juzgado por el gobernador romano. La reliquia fue llevada de Jerusalén a Europa en el año 326 por Santa Elena, madre del emperador Constantino, y actualmente se encuentra en un santuario cercano a la Basílica de San Juan de Letrán, de Roma.
En 1723 el Papa Inocencio XIII ordenó que se cubrieran con madera los escalones para protegerlos del desgaste producido por los miles de peregrinos que por ellos subían de rodillas desde hacía siglos. En algunos puntos el fervor cristiano llegó a consumir hasta 15 centímetros del mármol. Desde esa fecha la protección sólo fue retirada una vez, en 1950, para su limpieza.
El año pasado, no obstante, se quitaron las tablas para realizar trabajos de restauración y desde el pasado 11 de abril, fecha en que la Scala Santa fue reabierta al público, los fieles pueden subirla arrodillados sobre el mármol original. La escalera volverá a ser tapada el día de Pentecostés, a fin de preservarla.
Tres cruces medievales, incrustadas en la piedra, señalan el lugar donde hay marcas de la sangre del Redentor: la primera en pórfido, al principio de la escalera; otra de bronce, al final; y una tercera en el décimo primero peldaño, sobre el cual, según la tradición, Cristo cayó, y rompió el mármol con su rodilla.