Oh San José, elegido para ser el castísimo esposo de María y padre del Niño Jesús, y elevado a la condición de Patriarca de la Santa Iglesia! Vos, que sufristeis tremendas perplejidades, vedme por los mismos caminos que anduvisteis porque también estoy en esta tierra para ser probado.
¿Cuántas perplejidades y aflicciones tendré que soportar?
Por los méritos de la perfección con la que enfrentasteis todas las perplejidades y en especial la pérdida del Niño Jesús durante tres días, os pido: en mis aflicciones, dadme la paz, la serenidad, la tranquilidad y la confianza en Dios que Vos tuvisteis en aquellos momentos. Así sea.
Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP