Nuestra Señora Sede de la Sabiduría, colección particular
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El Espíritu Santo con los siete dones descansó incesantemente en el corazón de María con inenarrable plenitud, y con el don de sabiduría la embelleció con hermosura incomparable.
Más aún, la pureza de corazón dispone en gran manera al aumento y complemento de la sabiduría. Pues como la Virgen María resplandeció con tan grande pureza y santidad, que después de Dios no puede concebirse mayor, síguese que la Sabiduría increada se trasladara y se infundiera abundantísimamente en el alma de María e hiciese el don de sabiduría progresos tan indecibles en ella, que más que toda pura criatura resplandece de modo incomparable en ese don esta eminente Madre de la Sabiduría.
Gregorio Alastruey Tratado de la Virgen Santísima