¿Cómo debemos entender el mensaje del Divino Salvador en los Evangelios, o cuál fue la novedad traída por el Hombre-Dios a la humanidad? Ésta, entre varias otras preguntas muchas veces nos pueden venir al leer las Sagradas Escrituras. Ahora, el fundamento para encontrar la respuesta está en los propios evangelios: la caridad cristiana. Y cómo entender esta nueva alianza basada en la caridad? Para esto, hay que ver los diferentes testimonios del Salvador bajo una misma perspectiva: la unidad que existen entre las Sagradas Escrituras para comprender este nuevo mensaje.
La Biblia y la nueva alianza Un punto importante de resaltar es la definición de la Biblia, no tanto por su lado etimológico, pero, por sobretodo, en el sentido de una “captación de Dios por experiencia”: así, como San Juan escribe en su Evangelio (Jn 20, 30-31), este fue escrito para “que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios”. Por lo que la Biblia va mucho más allá que una simple compilación de libros como los judíos entienden la Torah. Ya que, como sabemos, los fariseos consideran sus escritos en el sentido de una ley, y como un manual de vida. Así, el mensaje de Salvación que Jesús transmite en las Escrituras llama sobretodo a una imitación por experiencia, imitación que realiza por medio de una nueva alianza con los hombres en un sentido mucho más amplio y universal ¿Y cómo Dios quiere transmitir esta nueva alianza con los hombres? “Esta será la nueva alianza que yo haré […] imprimiré mi Ley en sus entrañas, y la grabaré en sus corazones” (Jr 31,33). Así, de este modo, Dios Padre cambia el modo por el cual se relaciona con el pueblo elegido: ya no es la ley antigua, mas es la ley nueva donde, como escribe el Apóstol “No soy yo el que vivo, sino Cristo que vive en mi” (Gal 2,19-21), por lo tanto, es el propio Jesús que, tanto por medio de la liturgia como de los sacramentos, está presente en la vida de los hombres.
Fundación de la nueva alianza: la caridad cristiana
Ahora, ¿Cómo se funda esta nueva alianza? Esta alianza está fundada en una novedad para la época de Cristo: la caridad cristiana. Caridad que ya no toma como base la ley de la venganza que regía a los pueblos de la época, e inclusive a los propios judíos. Pero, por otro lado, Jesús trae la ley del perdón (Mt 18, 22): ya no son sólo 3 veces, mas 70 veces 7, por lo tanto, no tiene límite. Así, el fundamento de la nueva alianza es el amor.
Ora, para comprender la profundidad del mensaje que Jesús trae a la humanidad, no podemos entender el amor como se concibe en los días actuales. Por lo contrario, el amor que el Salvador trae al mundo es el ágape, amor servicial por el cual Dios Padre entregó a su propio Hijo para la Salvación y Redención de la humanidad, sin esperar nada a cambio. De este modo, tanto en su vida privada como pública, Él no exige de nosotros una reciprocidad, una correspondencia a aquello que Él nos da; y por lo contrario, muchas veces, aún cuando alguien no corresponde a este llamado, la bondad de Jesús se manifiesta enteramente, y muchas veces, hasta de una forma mucho más bella.
Así, tenemos que Jesús es la plenitud de la Revelación donde Él no se ocupa solamente en el cumplimiento de una promesa, sino que al desbordamiento de afecto y de amor que no tiene comparación con la promesa que nos hizo.
Ejemplos en los Santos Evangelios
Un ejemplo de este desdoblamiento de amor lo podemos leer en San Lucas, (Cf. Lc 6, 27-29), cuando Él propio nos enseña a amar a nuestros enemigos, de cuando nos hieren una mejilla, de ofrecer la otra por amor, un amor en el sentido efectivo, no necesitando de la afectividad de quien lo recibe. Otro ejemplo nos lo da San Marcos (Cf. Mc 2, 1-12) cuando Jesús cura el paralítico que baja del techo no tanto por su propia Fe, pero, por el contrario, fue por la Fe de aquellos que lo cargaban que Jesús operó el gran milagro de, por una parte, curar su enfermedad, y por otra, de perdonar los pecados de este hombre.
Unidad de las Sagradas Escrituras
De este modo, tenemos ejemplificado por medio de los Evangelios la fundación de esta nueva alianza. Ahora, es necesario que esta nueva relación entre Dios y los hombres se manifieste por medio de los enseñamientos de Cristo, y para esto, es sumamente importante comprender las Escrituras en orden a la Salvación de los hombres, y así, ver la unidad existente en las Sagradas Escrituras.
Como dice DV 11, “las verdades de las sagradas Escrituras son en el orden de la salvación. Como comunión con Dios”. Precisamente, aquí podemos ver cómo la Sagrada Escritura se ordena a la salvación de los hombres, y por lo tanto, en comunión con Dios. Por lo tanto, para leer correctamente la Biblia es necesario que se haga en función de Jesús, y a partir del mensaje dejado por Él, leer el resto. Así, el Antiguo Testamento tiene que ser considerado en relación al Nuevo, o por el contrario, haríamos como cuando un judío lee la Biblia hebrea. Y de esto se desprende que, del mismo modo que debemos leer el Nuevo y Antiguo Testamento, hay que hacer una lectura basada en el contexto histórico en que el Salvador vivió entre los hombres. Y así, estar continuamente considerando los diferentes acontecimientos dentro de un conjunto, para no caer en el error de no entender el mensaje evangélico de Jesús.
Nueva alianza y unidad de las Sagradas Escrituras
Así, para entender esta nueva alianza y este nuevo mensaje traído por el Salvador, hay que hacerlo considerando a las Sagradas Escrituras como una unidad en orden a la salvación de los hombres, como escritos inspirados por el divino Espíritu Santo, y de este modo, como el vehículo utilizado por Dios para poder transmitir a los siglos futuros este mensaje de ágape, de caridad cristiana que gobierna y que gobernará hasta el fin de los tiempos el trato entre los hombres. Y no solamente el convivio entre los hombres, pero por sobretodo, el desarrollo de la Santa Iglesia, como institución divina fundada por Él mismo.
Por Daniel Latelier |
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