Oraciones y un examen de conciencia fructífero. Como complemento, publicamos hoy una oración cuyo objetivo es fomentar el arrepentimiento del fiel por haber ofendido a Dios, Nuestro Señor.
Aquí estoy, oh mi Dios, vuestro hijo pródigo que vuelve contrito a vuestro seno paterno! Que motivos de confusión para mí, misericordioso Señor y Padre amoroso, habiéndoos tantas veces ofendido, después de haberos tantas veces prometido enmendarme! Cómo me atreví a pecar en vuestra presencia, sabiendo cuánto Os desagrada el pecado! ¡Oh, mi Dios y mi Padre, perdonadme y no me castiguéis según el rigor de vuestra justicia; Tened piedad de mí, que ya no soy digno de ser llamado vuestro hijo, y aceptad los deseos de un corazón apesadumbrado por haberos ofendido, y dispuesto a amaros para siempre. Detesto, Señor, todos mis pecados, que son muchos y graves; porque con ellos merecí las penas del infierno y ofendí a vuestra divina majestad, vuestra santidad y vuestra bondad infinita. Os amo sobre todas las cosas, mi Dios, mi Padre, mi Salvador, y por amor a Vos preferiría morir antes que volver a ofenderos.
Para prepararse adecuadamente para la confesión, debe retirarse a un lugar de recogimiento. Allí, ponerse seriamente en la presencia de Dios y hacer un humilde y sincero examen de conciencia
Oración antes del examen de conciencia
Examen de conciencia
Primer Mandamiento:
Segundo Mandamiento:
Tercer Mandamiento: Cuarto mandamiento:
Quinto Mandamiento: Sexto y noveno mandamientos:
Séptimo y Décimo Mandamientos:
Octavo Mandamiento:
Acerca de los mandamientos de la Iglesia:
Un casado: Examinará si ha faltado con el amor a su esposa; – si la ha injuriado y ofendido con palabras y acciones; – si le ha dado malos consejos; – si le ha sido infiel; – si le ha impedido o dificultado el uso de los sacramentos, etc.
Una casada: Si ha faltado con el amor; – si ha tenido celos, o ha juzgado mal a su marido; – si lo ha maltratado por palabras u ofendido con insultos; – si ha sido desobediente;- si le ha faltado a la fidelidad conyugal, etc.
Padres: Si no han educado bien a sus hijos ni los han instruido en el catecismo; – si no los vigilan, procuran saber lo que hacen y que compañías frecuentan; – si no los han corregido; – si no les han dado buen ejemplo; – si los han maldecido o mostrado más afecto a unos que a otros; – si se han opuesto a la vocación de sus hijos o hijas; – si los han impedido de ir a Misa o recibir los sacramentos, etc.
Los jefes, superiores, etc: Si hacen trabajar sus subordinados, criados o empleados los domingos y días festivos; – si los hacen trabajar más de lo que es justo; – si no les pagan los sueldos y salarios; – si no procuran o impiden que ellos se instruyan en la materias de la salvación; – si les impiden asistir a los oficios divinos o recibir los sacramentos; – si los maltratan; – si los escandalizan; – si no los corrigen; – si permiten en su hogar conversaciones u otras acciones indecentes, etc.
Un joven: Si no ha huido y evitado las malas compañías o las diversiones peligrosas; – si no se aplica a sus estudios y trabajos; – si no cumple con las advertencias y consejos de sus padres, superiores y maestros; – si ha hecho demasiados gastos o contraído deudas en contra de la voluntad de sus padres, etc.
Una niña: Si ha faltado a la modestia y recato; – si ha dado escándalo por la forma de vestir, de jugar u otros movimientos del cuerpo; – si busca o conserva amistades o relaciones que la ponen en peligro de ofender a Dios, personalmente o por los medios de comunicación.
Un empleado: Si ha murmurado o ha faltado el respeto a sus jefes; – si ha robado o defraudado en algo; – si ha perdido, dañado o botado cosas que le han encomendado; – si no ha cuidado bien los intereses de sus jefes, etc.
Un negociante: Si ha cometido algún fraude, en las compras y ventas, pesos y medidas; – si ha falsificado los géneros, etc.
Un médico: Si ha sido negligente en casos graves, faltado con la frecuencia necesaria o no empleando los medios adecuados para tratar las enfermedades; – si, en los casos difíciles, no estudió o no consultó expertos; – si ha multiplicado las visitas innecesariamente, o retrasado la curación para obtener mayores ganancias; – si ha exigido un precio demasiado alto; – si ha empleado remedios desconocidos o superfluos para favorecer a los farmacéuticos; – si no ha procurado que los pacientes reciban los sacramentos cuando se juzgan en peligro la vida; – si ha buscado, aconsejado o enseñado los medios de provocar el aborto, etc.
Un abogado: Si, sin ninguna aptitud necesaria, ha aceptado causas para defender; – si ha informado a la parte contraria las razones de su cliente; – si ha patrocinado a ambas partes; – si ha usado el engaño, las mentiras y los fraudes; – si alega leyes derogadas o doctrina reprobada, etc.
Cómo hacer una confesión
Presentarse al confesor, diciendo: “Padre, bendígame porque he pecado. Yo, pecador, me confieso a Dios Padre todo poderoso y … Mi última confesión fue (se dice cuánto tiempo) ” .
Otro acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, bondad infinita, y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón, Señor, haberos ofendido ; pésame también por haber perdido el cielo y merecido el infierno. Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra divina gracia, y por la poderosa intercesión de vuestra Santísima Madre, enmendarme y nunca más ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Espero alcanzar el perdón de mis pecados, por vuestra infinita misericordia. Amén
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