Examen de conciencia para una buena confesión.

Publicado el 08/21/2014

 

Oraciones y un examen de conciencia fructífero. Como complemento, publicamos hoy una oración cuyo objetivo es fomentar el arrepentimiento del fiel por haber ofendido a Dios, Nuestro Señor.

 


 

         Aquí estoy, oh mi Dios, vuestro hijo pródigo que vuelve contrito a vuestro seno paterno! Que motivos de confusión para mí, misericordioso Señor y Padre amoroso, habiéndoos tantas veces ofendido, después de haberos tantas veces prometido enmendarme! Cómo me atreví a pecar en vuestra presencia, sabiendo cuánto Os desagrada el pecado! ¡Oh, mi Dios y mi Padre, perdonadme y no me castiguéis según el rigor de vuestra justicia; Tened piedad de mí, que ya no soy digno de ser llamado vuestro hijo, y aceptad los deseos de un corazón apesadumbrado por haberos ofendido, y dispuesto a amaros para siempre. Detesto, Señor, todos mis pecados, que son muchos y graves; porque con ellos merecí las penas del infierno y ofendí a vuestra divina majestad, vuestra santidad y vuestra bondad infinita. Os amo sobre todas las cosas, mi Dios, mi Padre, mi Salvador, y por amor a Vos preferiría morir antes que volver a ofenderos.

 

Para prepararse adecuadamente para la confesión, debe retirarse a un lugar de recogimiento.  Allí, ponerse seriamente en la presencia de Dios y hacer un humilde y sincero examen de conciencia

 

Oración antes del examen de conciencia
Mi Dios y Señor, yo me preparo para el santo sacramento de la Penitencia. Iluminad mi espíritu, con el fin de conocer claramente el número y la gravedad de mis pecados, me arrepienta de ellos y los confiese a vuestro ministro con verdadero dolor y firme propósito para nunca volveros a ofender.  Amén

 

Examen de conciencia  

 

Primer Mandamiento:    
Si se ha negado, puesto en duda o hablado en contra de algunos de los artículos de nuestra Fe; si se ha descuidado en aprender la doctrina cristiana, o si la ha olvidado; – si ha leído libros prohibidos, novelas obscenas, escritos o periódicos contra la Fe o la moral y si los guarda o se los ha prestado a otros; – si se ha burlado o ridiculizado la religión o sus ministros; – si ha desconfiado de la misericordia de Dios o se ha quejado de su providencia en las enfermedades, en la pobreza, etc. – si ha presumido salvarse sin la confesión, o si la quiere demorar hasta la muerte; – si peca con la esperanza del perdón y dice: Después me  confesaré; – si por pereza ha dejado de oír Misa, rezar o adorar  a Dios; – si ha consultado hechiceros, adivinos, espiritistas, etc, etc …;- si tiene oraciones supersticiosas, creyendo que con ellas sabrá  cosas futuras, volverse invulnerable, curar enfermedades y dolencias.  

 

Segundo Mandamiento:  
Si ha jurado en falso, o por cosas insignificantes; – si ha blasfemado de Dios, de la Santísima Virgen y de los santos; – si ha hablado o dicho cosas indignas de ellos; – si deseó males en contra de sí mismo o contra los demás, etc.  

 

Tercer Mandamiento:   
Si ha dejado de oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar, o si la oyó adormecido o voluntariamente distraído, portándose con irreverencia, hablando, riendo, burlándose, mirando lascivamente o haciendo gestos o signos escandalosos; – si en esos días trabajó o hizo trabajar sin causa justa , etc.

Cuarto mandamiento:  
Si ha sido desobediente con sus padres, superiores o maestros; – si les ha tenido odio; – si les ha faltado al respeto, les ha respondido mal o les ha dicho palabras injuriosas; – si  no los ha asistido o socorrido en sus necesidades; – si  se ha avergonzado de ellos, etc.

 

Quinto Mandamiento:    
Si ha tenido odio al prójimo; – Si ha deseado vengarse; – Si ha deseado la muerte o un mal grave para si mismo  o para otro; – si le ha dicho al prójimo palabras injuriosas; – Si ha matado, herido o golpeado a alguien o si mandó, aconsejó o contribuyó para que tales cosas se hicieran; – si se entristeció por el bien del prójimo; – si ha dado escándalo con sus malos ejemplos o palabras; – si tuvo deseo o intentó suicidarse, etc.    

Sexto y noveno mandamientos:
Si se ha demorado voluntariamente en pensamientos deshonestos; – si ha visto o si ha ido a algún lugar para ver cosas indecentes; – si ha tenido malas conversaciones , o las ha escuchado con placer; – si ha cantado canciones lascivas o leído libros o escritos obscenos; – si ha tenido deseos de cosas malas o impuras; – si ha invitado a alguien para el mal; – si ha practicado con sigo mismo o con otro alguna acción impura; – si ha cometido pecados más graves; – si ha estado en peligro de pecar por no huir y evitar  las ocasiones, en los medios de comunicación, etc.      

 

Séptimo y Décimo Mandamientos:
Si ha deseado robar – si ha robado, cuánto y cuántas veces; – si ha hallado alguna cosa ajena y sabiendo quien era el dueño, no la restituyó o no hizo la diligencia para saberlo; – si ha aceptado o ha comprado cosas que sabía  que eran robadas; – si en compras, ventas o contratos ha sido injusto, engañando en el peso, medida o calidad; – si pudiendo, no ha restituido lo que debe o lo que no es suyo;  – si ha causado daño al prójimo de cualquier modo, etc .  

 

Octavo Mandamiento:
Si ha hecho algún juicio o sospecha temeraria; – si levantó calumnias o falsos testimonios; – si ha mentido con perjuicio del prójimo, o en causa grave; – si ha manifestado o publicado alguna falta o defecto oculto del prójimo; –  si ha murmurado del prójimo; – si sembró discordias, chismes o enredos o ha perjudicado a otro por su mala lengua; – si no ha reparado el mal que hizo con calumnias,  injurias, etc.  

 

Acerca de los mandamientos de la Iglesia:
Examínese si dejó de confesarse por lo menos una vez al año; – si ha ocultado algún pecado grave por vergüenza o miedo; – si ha cumplido la penitencia; – si de propósito esquivó confesores tenidos como doctos y virtuosos; – si se ha confesado sin contrición y propósito de enmienda; – si ha dejado de comulgar por la Pascua; – si no lo ha hecho dignamente; – si no ha ayunado en los días de precepto; – si, dispensado o no de ayunar, ha comido carne en los días prohibidos, etc.  

 

Un casado: Examinará si  ha faltado con el amor a su esposa; – si la ha injuriado y ofendido con palabras y acciones; – si le ha dado malos consejos; – si le  ha sido infiel; – si le ha impedido o dificultado el uso de los sacramentos, etc.   

 

Una casada: Si  ha faltado con el amor; – si ha tenido celos, o ha juzgado mal a su marido; – si lo ha maltratado por palabras u ofendido con insultos; – si ha sido desobediente;- si le ha faltado a  la fidelidad conyugal, etc.   

 

Padres: Si no han educado bien a sus hijos ni los han instruido en el catecismo; – si no los vigilan, procuran saber lo que hacen y que compañías frecuentan; – si no los han corregido; – si no les han dado buen ejemplo; – si los han maldecido o mostrado más afecto a unos que a otros; – si se han opuesto a la vocación de sus hijos o hijas; – si los han impedido de ir a Misa o recibir los sacramentos, etc.  

 

Los jefes, superiores, etc: Si hacen trabajar sus subordinados, criados o empleados los domingos y días festivos; – si los hacen trabajar más de lo que es justo; – si no les pagan los sueldos y salarios; – si no procuran o impiden que ellos se instruyan en la materias de la salvación; – si les impiden asistir a los oficios divinos o recibir los sacramentos; – si los  maltratan; – si los escandalizan;  – si no los corrigen; – si permiten en su hogar conversaciones u otras acciones indecentes, etc.

 

Un joven: Si no ha huido y evitado las malas compañías o las diversiones peligrosas; – si no se aplica a sus estudios y trabajos; – si no cumple con las advertencias y consejos de sus padres, superiores y maestros; – si ha hecho demasiados gastos o contraído deudas en contra de la voluntad de sus padres, etc.

 

Una niña: Si ha faltado a la modestia y recato; – si ha dado escándalo por la forma de vestir, de jugar u otros movimientos del cuerpo; – si busca o conserva amistades o relaciones que la ponen en peligro de ofender a Dios, personalmente o por los medios de comunicación.

 

Un empleado: Si ha murmurado o ha faltado el respeto a sus jefes; – si ha robado o defraudado en algo; – si ha perdido, dañado o botado cosas que le han encomendado; – si no ha cuidado bien los intereses de sus jefes, etc. 

 

Un negociante: Si ha cometido algún fraude, en las compras y ventas, pesos y medidas; – si ha falsificado los géneros, etc.  

 

Un médico: Si  ha sido negligente en casos graves, faltado con la frecuencia necesaria o no empleando los medios adecuados para tratar las enfermedades; – si, en los casos difíciles, no estudió o no consultó expertos; – si ha multiplicado las visitas innecesariamente, o retrasado la curación para obtener mayores ganancias; – si ha exigido un precio demasiado alto; – si ha empleado remedios desconocidos o superfluos para favorecer a los farmacéuticos; – si no ha procurado que los pacientes reciban los sacramentos cuando se juzgan en peligro la vida; – si ha buscado, aconsejado o enseñado los medios de provocar el aborto, etc.

 

Un abogado: Si, sin ninguna aptitud necesaria, ha aceptado causas para defender; – si ha informado a  la parte contraria las razones de su cliente; – si ha patrocinado a ambas partes; – si ha usado el engaño, las mentiras y los fraudes; – si alega leyes derogadas o doctrina reprobada, etc.
Extraído del Segundo Catecismo de la Doctrina Cristiana, 123 – Edición, 2012, Editorial Voces Ltda.. (Pp. 120-127).

 

Cómo hacer una confesión

 

Presentarse al confesor, diciendo: “Padre, bendígame porque he pecado. Yo, pecador, me confieso a Dios Padre todo poderoso y … Mi última confesión fue (se dice cuánto tiempo) ” .
Después de acusarse de sus pecados, conviene añadir: “También me acuso de los pecados de la vida pasada que no me acuerdo. Me arrepiento de todo corazón de la faltas cometidas y pido perdón a Dios. ”
Después de la absolución, escuchar con atención la penitencia y los consejos del sacerdote.
Acto de contrición
Mi padre y mi Dios, reconozco con mucho dolor que he pecado! yo Os ofendí, oh Mi Redentor y merecí vuestros castigos. Por María, mi Madre y vuestra Madre, declaro que no quiero pecar más. Por Ella, yo Os pido perdón. Amén.

 

Otro acto de contrición 

 

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, bondad infinita, y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón, Señor, haberos ofendido ; pésame  también por haber perdido el cielo y merecido el infierno. Propongo firmemente,  con el  auxilio de vuestra divina gracia, y por la poderosa  intercesión de vuestra Santísima Madre, enmendarme y nunca más ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.  Espero alcanzar el perdón de mis  pecados, por vuestra infinita misericordia. Amén   

 

 

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“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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