Sacerdote jesuita alemán, doctor de la Iglesia y uno de los "padres" del Catecismo. Este fue San Pedro Canisio, sobre quien el Papa Benedicto XVI discurrió en la audiencia general de este miércoles a los cinco mil fieles reunidos en la Sala Pablo VI del Vaticano. Para el Papa, el ejemplo que el religioso dejó para los católicos es claro: es preciso un testimonio coherente de la fe.
San Pedro Canisio nació el día 8 de mayo de 1521 en Nimega, Holanda, y murió en 1597 en Friburgo, Suiza. Fue uno de los primeros discípulos de San Ignacio de Loyola, ordenado sacerdote para la Compañía de Jesús en Colonia, Alemania. Canisio también fundó el Colegio de Praga y fue nombrado el primer superior de los jesuitas en la provincia del Sur de Alemania. En el campo doctrinal, se tornó famoso por ser el autor de "El Catecismo", compendio compuesto de preguntas y respuestas inspiradas por la Biblia y por obras completas sobre los Padres de la Iglesia.
Con una notable reputación y suceso, interviene como teólogo en el Concilio de Trento. Se empeñó en la adecuada formación de los sacerdotes y en la reforma religiosa y moral de los fieles, así como en las iniciativas pastorales, incluyendo la asistencia en los hospitales y las prisiones. El Papa León XIII proclamó a Pedro Canisio el "segundo apóstol de Alemania". Fue canonizado y recibió el título de Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XI.
Para el Papa Benedicto XVI, San Pedro Canisio "enseña con claridad que el ministerio apostólico es incisivo y produce frutos de salvación en los corazones solamente si el predicador es testigo de Jesús". Esto porque, pondera el Pontífice, Jesucristo estaba en el centro de la vida de San Pedro Canisio, una vida caracterizada por la amistad con Él, instituida por la paz, el amor y la perseverancia.
Según Benedicto XVI, lo mismo necesitan hacer los católicos modernos. Los cristianos, afirma el Papa, son llamados a ser testigos coherentes de Cristo y "componer armoniosamente la fidelidad a los principios dogmáticos con el respeto debido a cada persona". Con empeño y fidelidad, todo cristiano debe tener "una vida moralmente coherente y con una oración incesante como el amor" y fundamentada por la participación en la Liturgia y la oración personal.
San Pedro Canisio -recordó, además, el Santo Padre- es también modelo del empeño por la libertad religiosa a través de la enseñanza fiel de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia. "En un momento histórico de fuertes contrastes confesionales evitaba la aspereza y la retórica de la ira, algo bastante raro en aquellos tiempos en las discusiones entre cristianos, de una y de otra parte, y miraba solamente la presentación de las raíces espirituales y la revitalización del cuerpo entero de la Iglesia".
"En esto se revela una de las características de Pedro Canisio: sabia armonizar la fidelidad a los principios dogmáticos con el respeto debido a cada persona" – dijo el Papa en la síntesis en portugués, agregando que "todos nosotros, cristianos, somos enviados a evangelizar, pero para eso precisamos permanecer unidos con Jesús y con la Iglesia".