Santa Margarita María de Alacoque

Publicado el 10/02/2013

 

Cuando Margarita sólo contaba cuatro años de edad, comenzó a sentir la inclinación de decir varias veces: "Oh Dios mío, te consagro mi pureza y te hago voto de castidad perpetua".

 

Cosa sorprendente para una niña de esa edad, que no sabía siquiera el significado de esas palabras, como diría más tarde en sus memorias. Era el extraordinario comienzo de la historia de esta alma, en que la gracia divina actuaba para hacerla pertenecer solamente a Jesús. Así podría cumplir admirablemente una misión crucial en beneficio de la humanidad: ser la mensajera del Sagrado Corazón.

 

Nació el 25 de julio de 1.647 en Janots, Borgoña Francia. Inspirada por la gracia, hizo voto de castidad perpetua a los 4 años de edad.

 

Su padre era juez y notario real, pero hombre de pocos bienes. Cuando la niña tenía 8 años de edad el padre falleció, y la familia debió enviarla a la escuela de las clarisas de Charolles. Pero una extraña enfermedad la redujo a un estado de postración tan aguda, que al cabo de un tiempo su madre la llevó de vuelta a casa.

 

"Pasé cuatro años sin poder caminar", diría después. Viendo la ineficacia de los medicamentos, recurrió a la Virgen de las Vírgenes y le hizo el voto de entrar a la vida religiosa si le concedía la salud. Fue atendida con rapidez, restableciéndose por completo.

 

El cruel combate de alma duró algunos años. Pero, sensiblemente ayudada por Nuestro Señor, la vocación religiosa terminó por prevalecer: en 1671 ingresó como postulante al Monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial. 

 

Sensiblemente ayudada por Nuestro Señor y al contemplar un cuadro de San Francisco de Sales, se sintió fuertemente llamada para hacer parte de sus hijas, las Visitandinas, en ingresó al convento de Paray-le-Monail el 20 de junio de 1.671.

 

En ese monasterio vivía de gracias místicas y de intenso convivio con Nuestro Señor Jesucristo. Como eso le pareciere extraño a sus superioras, Jesús “adapto” sus gracias a la regla de la Congregación y le dio tres armas para la lucha diaria por la purificación y transformación de su alma: Una conciencia delicada con horror a la menor falta, una santa obediencia y su santa cruz.

 

Falleció el 17 de octubre de 1.690. Apenas a tres años de su muerte comenzó a ser divulgada la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de quien fue tan gran entusiasta.

Fue canonizada en 1.920 por el Papa Benedicto XV. 

 

Santa Margarita María de Alacoque y el Sagrado Corazón de Jesús

 

En la octava de la fiesta de Corpus Christi de 1675 el Corazón de Jesús reveló a Santa Margarita: "He aquí el Corazón que tanto amó a los hombres, que nada guardó, hasta agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Como reconocimiento no recibo de la mayoría de ellos sino ingratitud, por sus irreverencias y sus sacrilegios, y por la frialdad y desprecio que tienen por mí en este sacramento de amor. Pero lo que me es más sensible es que son corazones consagrados que proceden así. Por eso yo te pido que el primer viernes, después de la octava del Santísimo Sacramento, sea dedicado a una fiesta particular, para honrar mi Corazón, comulgando, en este día, y haciéndole reparación de honra, por un pedido de disculpas, para reparar las indignidades que él recibió, durante el tiempo en que quedó expuesto en los altares. Te prometo también que mi Corazón se dilatará para esparcir, en abundancia, las influencias de su divino amor sobre los que le prestaren esta honra, y que consigan que ésta le sea dada".

 

A lo largo de las apariciones el divino Corazón prometió a sus devotos; conceder su bendición sobre las casas donde su imagen sea expuesta y venerada; dar gracias especiales; la paz en las familias; la consolación en las aflicciones; ser el refugio durante la vida y principalmente en el momento de la muerte; bendecir todos sus trabajos y emprendimientos; ser una fuente inagotable de misericordia para los pecadores; perfeccionar las almas fervorosas; a los sacerdotes el poder de tocar las almas más empedernidas. Prometió también que aquellos que propaguen la devoción a Él tendrán sus nombres inscritos en su Corazón.

 

Los primeros Viernes

Durante la Acción de Gracias después de recibir la comunión, Santa Margarita recibe este importante comunicado del Corazón de Jesús: "Te prometo, por la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente obtendrá para todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes del mes consecutivos, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi enemistad, sin recibir los sacramentos y que mi divino Corazón será su refugio asegurado en la última hora. Nada temas, Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de todos aquellos que buscarán oponerse".

 

A partir de entonces el culto al Corazón de Jesús pasó a ser estimulado con enorme empeño por el Magisterio de la Iglesia. San Claudio la Colombière, sacerdote jesuita, quedó conocido como el apóstol del Sagrado Corazón de Jesús.

 

El Beato Pío IX, en el año 1856, extendió su fiesta por todo el orbe. León XIII consagró el mundo al Corazón de Jesús en 1899. La encíclica de Pío XII, Haurietis aquas, publicada el 15 de mayo de 1956 es una demostración más de cuánto los Romanos Pontífices han buscado difundir el amor a este Corazón que nos es presentado por el propio Jesús como fuente de paz y reparación: "Venid a mí, todos os que estáis afligidos bajo la carga, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, porque yo soy manso y humilde de corazón y encontrareis descanso para vuestras almas. Pues mi yugo es suave y mi carga es leve". (Mt 11, 28-30)

 

 

 

 

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