Memoria de santa Marta, que recibió en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, a Jesús, el Señor, y muerto su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo»
Martha, es un personaje que aparece solamente en el Nuevo Testamento. Marta era natural de Betania. Era hermana de Lázaro y María. En su casa se hospedó Jesús al menos en tres ocasiones.
Marta es mencionada solamente en dos evangelios: el de Lucas (Lc 10,38-42), y el de Juan (Jn 11,1-5). Según el evangelio de Juan, los hermanos Marta, María y Lázaro vivían en la aldea de Betania, cerca de Jerusalén.
La familiaridad de las conversaciones entre Jesús y la humilde familia que Lucas describe, es la misma que Juan. Marta sirve con frecuencia a Jesús (Jn 11,5, Lc 10,40). En el evangelio de Juan afirma que Jesús es el Cristo y el Hijo de Dios: "Ella contestó: -Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo" (Jn 11,27)
Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos.
Jesús Nuestro Señor vivía en Galilea pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían cambiado también su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.
Marta y María protagonizan en Betania tres hermosos encuentros con Jesús. "Llegó Jesús a Betania y Marta lo recibió en su casa". Marta parece la hermana mayor, el ama de casa. Recibió a Jesús con gozo. Había que tratarle como se merecía. Todo era poco para obsequiar a Huésped tan querido. Estaba un poco nerviosa. Marta es delicada, solícita y activa. Marta se queja a Jesús de que María, por escucharle mejor, la ha dejado sola en el servicio. Jesús le contesta:
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» -Lucas 10: 41-42 El segundo episodio sucede cuando la muerte de Lázaro. Las hermanas avisan a Jesús que Lázaro, su amigo, está enfermo. Cuando Jesús llega, Lázaro ya había muerto. Marta, en cuanto oyó que Jesús llegaba, le salió al encuentro. María, de momento, se quedó sentada en casa. María, la adoratriz. Marta le dijo que Jesús la llamaba, y entonces se levantó y fue a Él.
La resurrección de Lázaro
El capítulo 11 de San Juan narra el gran milagro de la resurrección de Lázaro que agravó de muerte mientras Jesús estaba lejos.
Las dos hermanas le enviaron un empleado con este sencillo mensaje: "Señor aquel que tú amas, está enfermo". En un mensaje de confianza en que Jesús va actuar a su favor.
Pero Jesús, que estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo sin moverse de donde estaba. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será para gloria de Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha muerto. Y me alegro de que esto haya sucedido sin que yo hubiera estado allí, porque ahora vais a creer".
A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia Betania, la casa estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a dar el pésame a las dos hermanas. Marta, solícita. Pero aquí ya no es sólo la mujer entendida en cocina y servicio. Ahora Marta sostiene con Jesús un diálogo de altura. Ha aprendido la lección, ya no está nerviosa. Lázaro resucitará, le dice Jesús. – Sí, ya sé que resucitará en el último día, dice Marta.
Jesús añadió: "Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?" Marta respondió: "Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
El Banquete
Marta aparece también en un banquete en el que participa también Lázaro, el tercer episodio fue seis días antes de la Pascua. Simón el Leproso daba un banquete en honor de Jesús, y estaban invitados sus amigos. Marta servía, Lázaro estaba a la mesa, y María con nardo legítimo ungió los pies de Jesús. Marta y María. Otra vez, cada una en su papel. para entonces ya lo hacía sin quejarse ni compararse.
De los años siguientes de la santa no tenemos ningún dato históricamente seguro, aunque según la leyenda de la Provenza, Marta fue con su hermana a Francia y evangelizó Tarascón. Ahí se dice que encontraron, en 1187, sus pretendidas reliquias, que todavía se veneran en su santuario.
Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los franciscanos en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa María Magdalena, identificada por algunos como su hermana María.
S. Marta es la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.