Santidad “victa et non picta” – San Alonso Rodríguez

Publicado el 10/29/2019

Escenas de la vida de San Alfonso Rodríguez (detalle).

Iglesia de Montesión, Palma de Mallorca, España

San Alonso Rodríguez consiguió hacer un bien inmenso a España y a todo el mundo, ocupando un puesto humildísimo. Era el portero de un convento situado en una isla que en aquel tiempo tenía una comunicación difícil con el continente. Allí, consumió cuarenta y cinco años de su existencia.

 

A pesar de estar en este rincón, el buen olor de Jesucristo que había en él se esparció por toda la isla de Palma de Mallorca, por España y después por el mundo, con la figura venerable de este viejo portero, acogedor, afable, siempre al alcance de todos en la portería y, por lo tanto, pudiendo ser consultado por quienquiera que fuese. Esto hizo de su silla de portero un trono de sabiduría. Todos iban allá para verlo y oírlo.

 

Fue una vida toda integrada y empleada en el servicio de Dios Nuestro Señor y de la Santa Iglesia Católica, porque la santidad, o sea, la sabiduría, tiene una irradiación propia que nada se le compara. No es tan importante que el santo esté en un lugar donde todos lo vean, porque dondequiera que él se encuentre, el afecto y la admiración allí convergen. Basta con que sea un santo auténtico, con una santidad – como decían los antiguos – victa et non picta, esto es, conquistada y no pintada.

 

(Extraído de conferencia de 30/10/1967)

 

 


 

 

 

*Existen dos Alonso Rodríguez, el de la historia a continuación, que es ya santo y Español y, el otro, mártir del Paraguay beatificado en 1931 junto a San Roque de Santa Cruz y Juan del Castillo. En mayo de 1988, San Roque se convirtió en el primer santo del Paraguay.

 

San Alonso nació en Segovia (España) en 1533. Al quedarse viudo, el santo solicitó a los padres jesuitas que lo aceptaran en su comunidad, pero no fue admitido debido a que ya bordeaba los 40 años de edad, y tampoco tenía estudios en las ciencias y las humanidades. Sin embargo, el superior cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego, y sería ésta la profesión que lo llevaría a la santidad.

 

Los superiores lo enviaron a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión, y de todos los amigos que San Alonso tuvo mientras fue portero, el más santo e importante de todos fue San Pedro Claver. Este gran apóstol vivió tres años con San Alonso en aquella casa, y una noche, por revelación divina, San Alonso supo que su amigo estaría destinado a la evangelización en Sudamérica. Al poco tiempo, San Pedro Claver viajó a Colombia, donde bautizó a más de 300,000 esclavos negros en Cartagena, además de protegerlos y velar por ellos.

 

El santo portero también sufrió terribles ataques en su cuerpo; de vez en cuando, por ejemplo, sufría de sequedades tan espantosas en la oración; pero San Alonso poseyó el don de la curación.

 

El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, y quedó como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y diciendo en alta voz: "Jesús, Jesús, Jesús", expiró.

 

Fue declarado Venerable en 1626. En 1633 fue nombrado Santo Patrono de Mallorca. Fue beatificado en 1825. Su canonización tuvo lugar el 6 septiembre de 1888. Sus reliquias se encuentran en Mallorca.

 

Fuente: www.aciprensa.com

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