“…y se las has revelado a los pequeños”

Publicado el 09/07/2018

Hay en el ambiente y en el pueblo mozambiqueño un cierto misterio, una forma de apertura a lo maravilloso, a lo sobrenatural, que provoca una alegría comunicativa y un respeto lleno de admiración por todo lo que es superior en cualquier sentido.

 


 

Los recientes datos estadísticos del Vaticano indican que África es el continente donde más ha aumentado el número de católicos en el mundo en los últimos años. Y de entre los muchos misioneros de las diversas órdenes y congregaciones religiosas que la Providencia ha enviado a lanzar las semillas de la fe en esas tierras de esperanza también se encuentran los Heraldos, quienes están trabajando en Sudáfrica, Angola, Camerún, Ruanda y Mozambique.

 

El P. Santiago Canals, EP, celebrando Misa en la

comunidad de los Mártires de Uganda, en los alrededores

de Maputo

En este último país, en cuya capital, Maputo, los Heraldos tienen una casa muy dinámica y una iglesia en un avanzado estado de construcción, es donde vamos a centrar nuestra atención en el transcurso de estas páginas.

 

Almas abiertas a lo maravilloso

 

Quien ya ha tenido oportunidad de tomar contacto con la realidad mozambiqueña sin duda podrá percibir en el ambiente y en el pueblo un cierto misterio, una forma de apertura a lo maravilloso, a lo sobrenatural, que provoca una alegría comunicativa y un respeto lleno de admiración por todo lo que es superior en cualquier sentido.

 

Incluso en situaciones de extrema penuria material, es difícil encontrar allí fisonomías tristes, hurañas o deprimidas. Al contrario, andando por las calles se siente una atmósfera generalizada de levedad y buen humor, como si no estuviera faltando nada. Con la riqueza de expresividad que les caracteriza, no tanto por palabras, sino por el porte, la sonrisa, el modo de ser, la compenetración, transmiten una preciosa lección de vida al mostrar cómo los bienes de este mundo son pasajeros y quien no los tiene, o a ellos no se apega, es verdaderamente feliz. No sin razón, tras unos días de misión en Maputo, un sacerdote sintetizaba su paso por aquellas tierras con estas palabras: “Vine aquí a hacer una predicación y recibí otra inesperada”.

 

Auxiliando a párrocos y misioneros

 

La casa de los Heraldos en Maputo está localizada en Nkobe, uno de los barrios más carentes de la ciudad, perteneciente a una extensa parroquia confiada por la arquidiócesis al cuidado de los Padres Carmelitas, que cuentan con la ayuda de los sacerdotes heraldos para las celebraciones dominicales en comunidades distantes inclusive.

 

Silvestre Salomão Langa, animador de la comunidad de Nuestra Señora del Carmen, de la parroquia de Santa María Madre de Dios, de Khongolote, indica algunos rasgos de la labor pastoral realizada en esas ocasiones: “Queremos, como parroquianos, reconocer la importancia del trabajo que los Heraldos desempeñan en las comunidades donde celebran las Misas dominicales. Los feligreses han ido en busca de los Heraldos y se han beneficiado de su pronta disponibilidad, acudiendo en masa a confesar y recibiendo consejo y asesoramiento de todo tipo. También es importante destacar que los Heraldos contribuyeron con la donación de planchas de cinc para el revestimiento de cobertizos en tres comunidades que aún no disponían de capillas construidas”.

 

Y a continuación manifiesta su satisfacción por poder colaborar de una manera especial en esa evangelización: “Soy padre de un joven heraldo a quien Dios llamó para su ministerio, y él dijo ‘sí’. Nosotros, sus padres, aceptamos con mucha alegría que nuestro último hijo se uniera a otros hermanos para cuidar del rebaño del Señor; es un punto de referencia muy especial que hace más profunda nuestra fe en Dios y refuerza los vínculos familiares. Al principio, no fue fácil comprenderlo, pero hemos de confesar que después de cinco años entendimos mejor ese llamamiento y hoy se lo agradecemos a Dios, en primer lugar, a Mons. João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos, y a todos sus hermanos heraldos que le dan formación y que con él conviven en la fe”.

 

Jóvenes que viven, hablan y cantan la Palabra de Dios

 

Clase de música en la Casa de los Heraldos en Maputo

El conjunto musical formado por los jóvenes heraldos mozambiqueños es uno de los instrumentos de evangelización que más despierta el interés de ese pueblo tan aficionado a la armonía de los sonidos.

 

Todos los años, la banda actúa en la animación del evento religioso más grande del país, que es la peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Fátima, de Namaacha, a 72 kilómetros de la capital, en las festividades del 13 de mayo y del 13 de octubre. El mismo tipo de colaboración es prestado a las parroquias y grupos religiosos que solicitan la presencia de los Heraldos en solemnidades y procesiones, como ocurrió, por ejemplo, con los Salesianos cuando las reliquias de San Juan Bosco pasaron por Mozambique. Al respecto, una hija de María Auxiliadora, la Hna. Orsolina Tachis, nos envía su agradecimiento: “Con alegría de corazón hablo de los Heraldos del Evangelio. ¿Quiénes son? Jóvenes que se entregan a vivir, hablar y cantar la Palabra de Dios, a vivir el mensaje de Jesús, mensaje de salvación, esperanza, unión, alegría y paz. Su manera de mostrarse, de pasar o de estar, habla de la fuerza de Dios que llevan dentro de sí”.

 

Y prosigue: “En 2012 estuvo con nosotros la urna de Don Bosco, que pasó por las casas salesianas y la parroquia donde trabajan los Salesianos de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora. Don Bosco fue acogido, acompañado y engalanado con la presencia de los Heraldos del Evangelio que, solicitados para el evento, con sus músicas y bonitas canciones de Don Bosco, llevaron la urna con la armonía del paso, de los instrumentos y de las notas. A los Heraldos del Evangelio, felicitaciones y gracias por su presencia y misión. Que María Auxiliadora los bendiga y ayude siempre”.

 

“La escuela recibió elogios por haber aceptado el proyecto”

 

Tal como se hace en otras partes del mundo, uno de los medios con los que los Heraldos del Evangelio contribuyen a la formación moral de los jóvenes y niños es el Proyecto Futuro y Vida. Recorren centros de enseñanza públicos y privados ofreciendo a los estudiantes momentos de entretenimiento sociocultural e impartiendo cursos de música gratuitos. E incluso para los profesores y demás empleados de la escuela esa iniciativa muchas veces se transforma en verdadera invitación a la conversión.

 

Es lo que le sucedió a una maestra, Carla Fumo, que daba clases en una escuela donde hace unos años se llevó a cabo dicho proyecto. El hermoso testimonio donde ella y su marido, Samuel Machiana, recuerdan el día en que regularizaron su situación matrimonial y bautizaron a su hijo más pequeño, agradeciéndoles a los Heraldos el haberles enseñado a amar a la Santísima Virgen, lo concluyen con estas palabras: “Los Heraldos han hecho un gran esfuerzo en la construcción de nuestra capilla, pues cada día que pasa el número de familias que la frecuenta está aumentando, ya que van descubriendo el servicio divino perfecto de los Heraldos de Mozambique, en la salvación de las almas perdidas y atormentadas por las maldades mundanas. Nosotros, cristianos hijos de los Heraldos, continuamente pedimos que Dios haga descender las gracias necesarias sobre las familias mozambiqueñas, y que los Heraldos continúen plantando la verdadera devoción mariana en nuestras vidas”.

 

Habiendo acompañado igualmente de cerca uno de los proyectos, la agente de enseñanza Adelia Ezequías Massuanganhe deja consignada su gratitud por el saludable efecto verificado en los alumnos: “Conocí a los Heraldos del Evangelio en Mozambique en 2012, cuando lanzaron el Proyecto futuro y Vida en la escuela de Primaria donde yo era directora. Trabajaron con muchos niños en varias modalidades de su proyecto, enseñándoles a saber estar, saber ser y saber hacer. Pasado el período del proyecto, muchos niños tuvieron el privilegio de ser premiados para continuar con la formación en la sede de los Heraldos, en Nkobe, y solicitaron la autorización de sus padres o tutores para participar en las actividades de los domingos. Mi emoción como directora de la escuela fue enorme, pues veía el cambio de comportamiento de los alumnos, en la escuela y en la sociedad en general. Empezaron a ser ejemplares en la puntualidad, en su aprovechamiento, en la manera de dirigirse a sus profesores. La escuela recibió elogios por haber aceptado el proyecto de los Heraldos; y estoy recibiendo con mucha frecuencia a padres que, al ver a los niños tan cambiados, quieren inscribir aquí a sus hijos. Nos apasionó la forma como los Heraldos transmiten el calor católico a los cristianos y a las familias, y esa pasión hizo que en 2016 yo comenzara a frecuentar la sede con el objetivo de vivir la verdadera devoción a la Virgen”.

 

“Varias chicas han llegado al monasterio”

 

Sin duda, los frutos más nobles recogidos de ese apostolado con la juventud son los que van destinados a seminarios y conventos, y que despuntan con mucha más frecuencia de lo que se podría imaginar.

 

El monasterio de Santa Clara de Asís, de Namaacha, es uno de los lugares que han recibido nuevas vocaciones a través de ese proceso, como lo atestigua la madre superiora, sor Cruz María: “Nos gustaría agradecerle a Dios la presencia en este país de Mozambique de los esclavos de María, sus hijos amados, los Heraldos del Evangelio. En un país donde se mezclan diferentes creencias religiosas, están ayudando a muchas personas a volver a la fe verdadera y encendiendo en ellas un amor tierno y maternal a la Virgen. En este momento en que el demonio está creando en todo el mundo tanta confusión y haciendo mucho alarde para conquistar almas, ellos son para nosotros un remedio, luchando y sacrificándose con gran celo para rescatar almas para Dios.

 

“Muchas personas pasan por nuestro monasterio para pedirnos oraciones. Acogemos con gratitud el esfuerzo de venir hasta aquí desde distancias muy grandes, y les recomendamos que vayan al encuentro de los Heraldos. Es maravilloso escuchar el testimonio de los que se acercan a su capilla y salen de allí transformados, haciendo un compromiso serio de vida cristiana.

 

“También estamos inmensamente agradecidas por el trabajo vocacional. Ya son varias chicas las que, a través de ellos, han llegado al monasterio, y el 16 de julio de este año una de ellas inició su formación como postulante.

 

“El testimonio de vida de los Heraldos es necesario en Mozambique no sólo dentro de la sociedad, sino también en la Iglesia. Su forma de vivir es un interrogante muy grande incluso para muchos sacerdotes y religiosos/ as. Su espiritualidad atrae a muchos y encoraja a no dejarse llevar por las modas, por los atractivos del mundo”.

 

“Un gran regalo que la Virgen me ha dado”

 

Dotados de inteligencia vivaz y privilegiada memoria, los mozambiqueños están sedientos por aprender las verdades de la Iglesia y por conocer más a Dios y a su Madre Santísima. Para satisfacer ese anhelo filial se ofrecen cursos de preparación para la consagración a María mediante clases impartidas no sólo en la casa de los Heraldos o en parroquias, sino también a través del programa de radio Hora mariana, que llega a varias provincias del país.

 

Herculano Rafael Machegane, que concluyó dicho curso el año pasado, así describe su experiencia personal: “Vida sin María y vida con María: con este título inicio un espacio para dirigirme a todos los lectores de la revista Heraldos del Evangelio, mostrando un especial agradecimiento a la familia de los Heraldos en Mozambique, porque a través de ellos comencé a tener una devoción más profunda al Inmaculado Corazón de María. Cierto día, participé en una vigilia de oraciones en la comunidad de San Pedro y San Pablo. La presencia de los Heraldos me conmovió tanto que me llevó a acercarme a ellos, sobre todo al sacerdote, en busca de consejo para mi vida, porque estaba pasando por varias turbulencias”.

 

El P. Celio Casale visita el monasterio

de Santa Clara de Aísis, de Namaacha

Y continúa su interesante testimonio: “Al cabo de dos semanas, fui con mi familia a su encuentro para pedirle la bendición. El sacerdote nos invitó a asistir al curso de consagración, y por curiosidad le pregunté a unos hermanos heraldos qué beneficios nos traería eso para nosotros. La respuesta fue simple: ‘Inscríbase y participe, y verá los beneficios’. Me faltan palabras para describir los cambios que eso me ha traído. Nos consagramos el 8 de diciembre de 2017 y desde entonces pasó a reinar la paz en casa; fui admitido en concurso público y mi esposa también consiguió trabajo. Conocer a los Heraldos ha sido un gran regalo que la Virgen me ha dado, y que ha cambiado mi vida para siempre”.

 

Bienquerencia y gratitud

 

Entre los testimonios enviados por las familias de los jóvenes mozambiqueños que participan en los programas semanales en la casa de los Heraldos o que ya viven en comunidad, seleccionamos el de Glicinia Aurora Alberto Monteiro Cassamo, en cuyas líneas trasparece la bienquerencia y afabilidad tan propias al pueblo de ese país:

 

“Mi hijo considera la sede como si fuera su casa, y para un niño yo pienso que eso dice todo lo que se podría decir con relación a una ‘casa’, pues los niños quieren estar donde son amados. Es el más pequeño de cuatro hermanos, y veo como el estar en el proyecto le hace bien y nos hace bien. Hoy está más seguro, confiado, luchando por lo que quiere y, lo más importante, que creo que no debe faltar en un niño, con fe en el amor de Dios y de María, nuestra Madre intercesora”.

 

Puertas siempre abiertas para ayudar al pueblo mozambiqueño

 

Los sacerdotes heraldos no se limitan a recibir a los que los buscan, sino que también se disponen a ir a las casas para bendecirlas y llevar una palabra especial de consuelo a las familias. Natalia Admira Pedro Manhiça Guiamba fue afortunada con esa visita y nos dice agradecida:

 

“Lo que me alegra a cada paso que doy en la vida es haber conocido a los Heraldos. Cuando el sacerdote vino a bendecir nuestra casa estábamos atravesando momentos tan difíciles que hasta faltaba pan en la mesa. Hizo de todo para que nos sintiéramos bien y estuviéramos en continuo espíritu de oración, y nos dio todas las indicaciones para que hubiera paz en la familia. Entendí que se trataba de una fase de la vida, y que un cristiano verdadero pasa por pruebas como esa. Gracias a ellos, mi familia y yo hoy estamos consagrados a la Virgen, es decir, somos sus esclavos, pero esclavos de amor”.

 

* * *

 

Al contemplar los frutos del apostolado tan sumariamente descrito en estas páginas, no podemos olvidar que todo eso ocurre en un país con áreas de alto índice de pobreza, destituido de todo lo que el mundo moderno considera signos de grandeza. No obstante, allí abundan los tesoros de la fe, que nos recuerdan las sublimes palabras de Jesús registradas por San Mateo en su Evangelio: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños” (11, 25). 

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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