CABALLEROS DE LA VIRGEN

Artículos

San Hermanno José – Un segundo José

¿Cómo sería el trato embebido de elevación y respeto entre San José y la Santísima Virgen? Cuántas veces el Santo Patriarca no tuvo ante sí a la Reina del universo inclinada para servirle, y aceptó sus favores. Y, por si fuera poco, su inmaculada Esposa se aconsejaba con él, intercambiaba opiniones y acataba sus órdenes. Pensemos también en los momentos en los que él llevaba al Niño Jesús en sus brazos virginales, o en aquellos en los que lo veía realizando los actos de la vida común en la casa de Nazaret, o incluso cuando lo contemplaba inmerso en coloquios con el Padre eterno… ¡Qué bendición!
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Apariciones de Jesús Misericordioso a Santa Faustina – La misericordia de Dios manifestada a los hombres

Los santos evangelios revelan en sus inspiradas páginas la riqueza de matices de la persona de Nuestro Señor Jesucristo, en algunos de sus infinitos atributos. Vemos ora la cólera divina de aquel que, sin ayuda de nadie, expulsa a decenas de mercaderes del Templo (cf. Jn 2, 13-17), ora su santa indignación ante la dureza de alma de los fariseos (cf. Mc 3, 5), ora su intransigencia ante el pecado, manifestada incluso al perdonar a la adúltera sorprendida en flagrante delito (cf. Jn 8, 11).
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Legado de Doña Lucilia

Mi trato con Doña Lucilia era del modo más cariñoso posible. Creo que nunca se vio a un hijo ser más afectuoso con su madre que lo que fui yo. La trataba de “mi bien” a los torrentes. ¡Pero eso era lo mínimo de todo lo que le decía!
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Doña Lucilia, ¡ayúdame!

Nada hacía presagiar la fuerte conmoción que la familia de Pamela Balda sufriría aquel jueves, 30 de mayo de 2024. En la casa donde vive con sus padres y su hermana en Guayaquil (Ecuador), las actividades cotidianas transcurrían con normalidad cuando, alrededor de la una de la tarde, su madre, Anita Mariela Desiderio Hinostroza, fue víctima de un secuestro mientras iba en su coche.
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El sustento para la certeza de la victoria

La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, la conmemoración más solemne del año litúrgico, es la fiesta de la victoria absoluta del bien sobre el mal, que da sentido a toda la historia. Para Dios, que está fuera del tiempo, es un presente eterno; para nosotros, es la celebración presente de una victoria pasada, que garantiza el triunfo futuro y definitivo.
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Heraldo de la Buena Nueva

Jesús fundó la Iglesia sobre una roca inquebrantable (cf. Mt 16, 18). A diferencia de las instituciones puramente humanas, ella, además de ser inmortal, conserva una frescura de eterna juventud, por así decirlo, porque su cabeza, Cristo (cf. Col 1, 18), es el mismo ayer, hoy y siempre.
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