Alegría en la favela

Publicado el 11/17/2021

Es conocida la labor de los Heraldos en la Nueva Evangelización a través de la música. Pero se sabe menos al respecto de un apostolado que desarrollan con especial cariño y dedicación: la visita a favelas, llevando aliento, alegría y esperanza a los que sufren.

Mañana fría, nublada, tímidos rayos de sol comienzan a iluminar el panorama, despertando a la naturaleza.

Toca la campana en casa de los Heraldos del Evangelio. Todos se levantan y empiezan a prepararse para cumplir un día más del mandato recibido del Papa Juan Pablo II: “Anuncien valerosamente, por el mundo entero,  Cristo Nuestro Señor. Sean mensajeros del Evangelio por intercesión del Corazón Inmaculado de María”.

Sus jóvenes corazones laten más fuerte. Hoy no estarán animando la Eucaristía en alguna grandiosa catedral, ni presentándose en algún palacio presidencial o algún famoso teatro.

Una vez más, irán a las favelas para llevar un mensaje de Fe y Esperanza a los más pobres y necesitados. Además del auxilio material y de la palabra amiga, quieren darle a esos hermanos suyos tantas veces olvidados por los hombres, una preciosa ayuda espiritual: la manifestación de Dios a través de la belleza, que es el esplendor de la verdad y del bien.

Función social de la belleza

“La belleza salvará al mundo”, dijo el Papa Juan Pablo II en la Carta a los Artistas. Y al reconocido coro “Pueri Cantores” le dirigió el 31 de diciembre de 1999 estas palabras de incentivo: “El lenguaje de la belleza llega a los corazones y contribuye al encuentro con Dios. La alegría que ustedes transmiten al cantar debe irradiarse a su alrededor, y despertar un entusiasmo contagioso”.

La belleza posee también una función social. Todos, pobres y ricos, tienen derecho a este excelente medio para elevarse a Dios, que debe esparcir
sus beneficios en todos los ambientes, desde los magníficos templos y lujosos salones hasta la más precaria barraca de un habitante de favela.

“Quiero bautizar a mis ocho hijos”

Los Heraldos son siempre recibidos festivamente en esos reductos donde la falta de recursos materiales se suma a la privación de bienes espirituales. Muchos pobladores se emocionan cuando los ven entrar en su pobre residencia.

Cuando llega la imagen peregrina se deshacen en conmovedoras manifestaciones de sorpresa, deslumbramiento y gratitud: “¡Qué milagro! ¡Nunca pensé encontrarme a los Ángeles aquí adentro!” exclamó un hombre ya entrado en años, en la Favela do Vintém, en Recife, Brasil.

Estos rostros marcados por el dolor y por la tragedia revelan a menudo la
nobleza de alma del que sabe reconocer- se dependiente del auxilio divino para superar sus problemas en esta tierra y, sobre todo, para alcanzar la recompensa en la eternidad. “¡No se imagina la importancia de esta visita de la Virgen!

Llegó justo en el momento en que lo necesitaba. Recibí mucha fuerza al mirarla. El desánimo fue sustituido por la presencia de María” – manifestó Maria Albina, en la Favela Heliópolis de São Paulo.

Son numerosos los que, en tales ocasiones, deciden regularizar su situación religiosa: “Quiero casarme por la Iglesia”, dijo una señora en la Favela do Vintém, Recife. A lo que su vecina agregó: “Y yo quiero bautizar a mis ocho hijos”.

“¡Ustedes me cambiaron la vida!”

En una favela de Jundiaí, los Heraldos conocieron este hermoso testimonio: Diego, sin empleo y angustiado por no poder sostener a su familia, siguió la senda del crimen. Asaltaba de noche, pero la conciencia se lo reprochaba. De día buscaba trabajo.

Hasta que encontró tirado en el piso un folleto ampliamente difundido por
los Heraldos, en el que sobresalía esta frase: “¿Usted quiere paz? Rece el rosario todos los días”. Encargó un rosario y se puso a rezar.

A partir de entonces todo le salía mal a su banda de asaltantes, de modo que decidió dejar aquella vida con el propósito de nunca más robar. Al día siguiente encontró empleo, y hoy está muy agradecido a la Virgen y a los
Heraldos.

Un hecho semejante sucedió en la Favela do Jardim Ângela, una de las zonas más violentas de la capital paulista.

Valdiño era uno de los jefes criminales del barrio. Un día decidió encomendar un rosario y se puso a rezar.

Muy pronto tuvo fuerzas para dejar el pecado y consiguió un trabajo honesto. “¡Ustedes me cambiaron la vida!”, confidenció emocionado.

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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