
¡Alerta! Es la voz que se da al soldado. Es la advertencia hecha por Nuestro Señor a sus discípulos: ¡Estad en vela! Vigilad.
¡Alerta! Los más fuertes son los débiles… No somos más santos que David, y David cayó en el pecado impuro.
No somos más sabios que Salomón, y Salomón cayó en el pecado impuro.
No somos más mortificados que San Jerónimo en el desierto, que si bien es verdad que no cayó en el pecado impuro, acordémonos cómo su memoria se veía frecuentemente asaltada por los bailes y espectáculos romanos.
¡Estate muy alerta, joven! El que ama el peligro, perecerá en él.
Evita todo aquello que puede encender la llama de la concupiscencia.
¡Tú, joven, tú no eres precisamente inflamable! Aléjate del fuego.
Tomado del libro El combate de la pureza. pp. 64-65