Que Dios asumiera nuestra naturaleza para que a través de un corazón humano derramara sobre nosotros su amor divino es para conmover hasta las piedras. ¡Cómo desea, desde toda la eternidad, entrar en contacto con nosotros! Es un corazón que nos ama sin límites y que infunde en nosotros la bondad, los dones, las virtudes.
Tengo una vaga idea de la intensidad de ese amor considerando lo mucho que amo a cada uno de ustedes, como no se imaginan. Si tuviera la posibilidad, les infundiría en el alma gracias de santidad como nunca hubo en la historia. Pues el amor que desciende de un superior a un inferior ansía con hacer el bien, con llevar al que está abajo al auge de la perfección y a la máxima divinización.
En esta fiesta del amor, cómo me gustaría abrazar a cada uno y manifestarle toda la bienquerencia que les tengo. Ésa es una de las razones por las que deberíamos ansiar muchísimo la eternidad, donde no existen problemas de tiempo ni de espacio. Entonces comprenderemos lo mucho que nos queremos mutuamente.
Palabras de Mons. João a sus hijos
espirituales con ocasión de la solemnidad del
Sagrado Corazón de Jesús, el 19/6/2009.