A fines del siglo XVI, la Reina del Cielo favoreció a la aldea de Vailankanni con dos apariciones. La tradición popular y la devoción de los fieles mantienen viva la historia de dos jóvenes indios que tuvieron la gracia de ver a la Virgen Santísima.
El primero, un pastorcito, llevaba una vasija de leche a su patrón. Parando a descansar bajo la sombra de un árbol, se durmió. De pronto, lo despertó la voz de una bellísima Señora, que esparcía una intensa luz en torno de sí. Ésta le pidió un poco de leche para su hijo. En un primer momento, el jovencito tuvo miedo de irritar al patrón, pero eran tan grandes el encanto, la grandeza y la dulzura de aquella Señora que se sintió incapaz de negarle nada. Y le dio, pues, la leche pedida. Al llegar a casa, para gran asombro suyo y del patrón, la leche aumentó en el recipiente hasta desbordar y escurrir por el suelo.
El segundo fue un joven paralítico que se ganaba el sustento vendiendo dulce de leche. También la Señora le pidió algo para su Hijo; pero añadió un segundo pedido:
–Recorre el vecindario anunciando que construyan en este lugar una capilla en mi honor.
Mientras el joven pensaba con tristeza en sus piernas inválidas y se preguntaba cómo atender el apremiante pedido de la majestuosa Señora, se sintió invadido por una gran fuerza y se puso de pie. Inmediatamente corrió por toda la aldea, dando el testimonio vivo de su maravillosa curación.
La noticia del milagro se esparció con la rapidez de un rayo, haciendo que miles de personas empezaran a visitar Vailankanni para invocar la ayuda de Nuestra Señora de la Salud.
Desde entonces, han sido innumerables las gracias derramadas por la Madre de Dios en aquel bendecido lugar. Como agradecimiento, muchos peregrinos traen una vela con la forma de un corazón, un pulmón u otro miembro. En vez de una vela, hay quienes ofrecen a la Señora de la Salud pequeñas réplicas en oro del órgano curado.
La capilla dio paso a una iglesia erigida por marineros portugueses, en acción de gracias por haber escapado de una tormenta. En corto tiempo, los frailes franciscanos hicieron varias ampliaciones de la iglesia para acoger el creciente número de fieles, manteniendo siempre el altar central de la Virgen.
El documento más antiguo de Vailankanni data de 1630. El P. Pablo de la Trinidad, OFM, escribe: “A dos leguas de Nagapttinam, en dirección a Mannar, está la iglesia bajo el patrocinio de Nuestra Señora de la Salud”.
En 1962, el Papa Juan XXIII elevó el hermoso santuario a la dignidad de Basílica Menor, agregada a la Basílica de Santa María Mayor, de Roma.