
Proponte seguir la voluntad de Dios suceda lo que suceda, aunque los mundanos desaprueben tal determinación. Acude a María, que es la Madre del buen consejo; a San José, su esposo, que siempre fue muy fiel a los divinos mandamientos ; al ángel custodio y a tus santos protectores.
San Juan Bosco
Dios, en sus eternos designios, destina a cada uno un género de vida y le da las gracias necesarias a ese estado. En tan trascendental elección, el cristiano debe conocer la divina voluntad, imitando a Jesucristo, quien protestaba haber venido a cumplir la voluntad del Eterno Padre. Es de suma importancia, hijo mío, que aciertes en esa elección, a fin de que no te impongas obligaciones que no sean de la voluntad y agrado del Señor1.
Dios ha manifestado a algunos de un modo particular y extraordinario el estado a que los llamaba. Tú no pretendas tanto; pero consuélate con tener la seguridad de que el Señor te ha de dirigir en el recto camino por los medios ordinarios de su divina Providencia, con tal que no descuides los medios oportunos para una prudente determinación.
Uno de estos medios es pasar en la inocencia la niñez y la adolescencia, o, a lo menos ,reparar con verdadera penitencia los años que has vivido en pecado. Otro medio poderosísimo es la oración humilde y perseverante, repitiendo con San Pablo: “Señor, ¿qué queréis que haga?”; o bien con Samuel: “Hablad, Señor, que vuestro siervo escucha”; o con el Salmista: “Enseñadme a hacer vuestra voluntad, porque Vos sois mi Dios”,u otra semejante aspiración.
En tus resoluciones, acude a Dios con fervientes plegarias, consagra a este fin tus oraciones en la santa misa y aplica alguna comunión. Haz alguna novena o triduo, practica cualquier abstinencia y visita algún santuario. Acude a María, que es la Madre del buen consejo; a San José, su esposo, que siempre fue muy fiel a los divinos mandamientos ; al ángel custodio y a tus santos protectores. Sería muy laudable, antes de esta decisión, hacer ejercicios espirituales o un día de retiro.
Proponte seguir la voluntad de Dios suceda lo que suceda, aunque los mundanos desaprueben tal determinación. Si tus padres u otras personas de autoridad quisiesen desviarte del camino a que Dios te llama, recuerda que antes se debe obedecer a Dios que a los hombres.
No olvides que les debes sumo respeto y amor, pues son tus superiores; y por esto te recomiendo que en tus palabras y acciones te portes con ellos siempre con humildad y mansedumbre, pero sin que tu alma sufra detrimento por su causa. Pide consejo acerca del modo con que te conviene proceder y confía en Aquel que todo lo puede.
Consulta con personas piadosas y sabias, y, sobre todo, con tu confesor, declarándole llanamente tu situación y disposiciones.

San Francisco de Sales
Cuando San Francisco de Sales manifestó a sus padres que Dios le llamaba al sacerdocio, le contestaron que, como primogénito de la familia, había de ser su apoyo y sostén, que tal inclinación al estado eclesiástico era sólo efecto de una indiscreta devoción y que podría con toda facilidad santificarse aun viviendo en el siglo.
Para obligarle en cierta manera a seguir sus intenciones, le propusieron un casamiento noble y muy ventajoso; pero nada pudo disuadirle de su santo propósito.
Constante y firme, quiso anteponer la voluntad de Dios a la de sus padres, aunque los amaba tierna y cariñosamente, y prefirió renunciar a toda ventaja temporal antes que dejar de corresponder a la gracia de la vocación. Sus padres, aunque tenían otras miras mundanas, como eran buenos cristianos, acabaron por regocijarse mucho de la resolución de su apreciado hijo.
Oración a la Santísima Virgen para conocer la propia vocación

Madre del Buen Consejo, venerada en la población de Genazzano, Italia
Vedme aquí a vuestros pies, ¡oh piadosísima Virgen!, para implorar de Vos la importantísima gracia de conocer lo que debo hacer. No deseo otra cosa sino cumplir perfectamente la voluntad de vuestro divino Hijo todo el tiempo de mí vida.
¡Oh Madre del buen consejo!, hacedme oír vuestra voz, de suerte que aleje toda duda de mi mente. De Vos espero, pues sois la Madre de mi Salvador, que seáis también la Madre de mi salvación; pues si Vos, ¡oh María!, no me enviáis un rayo del divino Sol, ¿qué luz me iluminará, quién me instruirá, si rehusáis hacerlo Vos, que sois Madre de la Sabiduría increada?
Oíd, pues, mis humildes súplicas. No permitáis que me extravíe; en mis dudas y vacilaciones, conducidme por el camino recio que guía a la vida eterna. Vos, que sois mi única esperanza, cuyas manos están llenas de tesoros de virtud y vida y que derramáis frutos de honor y santidad. Un padrenuestro, avemaría y “Gloria”.
Notas
1A los padres y educadores advierte: “La vocación no se impone. Vuestro deber es ayudar al niño a conocerla yseguirla” (MB XI 254).