Plinio Corrêa de Oliveira
San Francisco Solano era muy celoso de la Sagrada Liturgia, y, por ese motivo, tenía un empeño enorme en que los frailes aprendiesen bien todas las rúbricas y el canto llano, para dar todo el esplendor posible a los Santos Misterios. Sin embargo, cantaba canciones populares para agradar al pueblo. Esos contrastes armónicos me maravillan: para agradar al pueblo, canta canciones religiosas populares; pero es un espíritu elevadísimo que comprende la belleza superior de la Liturgia, con todo el pensamiento teológico, toda la piedad, todo lo sobrenatural que existe en ella, y también el arte litúrgico para el esplendor de la Liturgia. San Francisco Solano era, por lo tanto, una de esas almas amplias, abiertas, capaces de entusiasmarse por los opuestos no contradictorios, sino extremos.
(Extraído de conferencia de 16/8/1974)
San Francisco Solano nació el 10 de marzo de 1549 en Montilla, Córdoba, España.
Hijo de Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez. Tuvo dos hermanos Diego e Inés.
Con veinte años de edad, ingresó como franciscano de la Regular Observancia, cursando algunos años después Teología en Sevilla en el convento de Nuestra Señora de Loreto, ordenándose sacerdote en 1576.
Solicitó sin éxito ser destinado como misionero al norte de África.
Durante algunos años alternó la vida retirada de oración y penitencia con la de predicador y enfermero. Fue nombrado maestro de novicios y cuando éstos cometían alguna falta en lugar de imponerles penitencia, se las imponía él mismo pues consideraba que él era el verdadero culpable de la conducta de sus discípulos.
Tras ocupar el puesto de maestro de novicios en Arruzafa, Córdoba, partió a las Indias en 1589, concretamente a Tucumán, en el virreinato de Perú, donde comenzó su labor evangelizadora que le llevaría también a los actuales territorios de Ecuador y Argentina.
San Francisco Solano falleció el 14 de julio de 1610. en 1675 fue beatificado y canonizado por Benedicto XIII en 1726. Su festividad se conmemora el 14 de julio.