¿Cómo se elige un Papa?

Publicado el 07/08/2022

A lo largo de los artículos publicados en esta página, hemos visto un gran número de tesoros y preciosidades que enriquecen a la Santa Iglesia en su riqueza multisecular. Entre tales tesoros hay uno que se destaca por su importancia: el modo como es elegido un papa.

Dados los extraordinarios poderes del Sumo Pontífice se comprende el cuidado que la Iglesia tiene para elegirlo.

La ceremonia de elección pontificia no siempre se desarrolló como en los días de hoy. Durante varios siglos, la elección del sucesor de Pedro estaba en manos del clero y el pueblo de Roma. Los obispos de otras ciudades destacadas también eran elegidos de manera semejante.

Importantes familias de la región romana y jefes del Sacro Imperio Romano Alemán, disfrutaban del poder de elegir prelados y esto propició una serie de escándalos y abusos gravísimos.

Entonces, a partir del siglo XI comenzaron las reacciones de parte de los Sumos Pontífices a fin de impedir que toda la Santa Iglesia cayese en poder de los laicos y también evitar cismas.

Así, a lo largo de los siglos, diversos actos dignos de alabanza y de nota prescribieron las condiciones de la elección del Papa, actos en los cuales se manifiestan mucho la sabiduría de la Santa Iglesia.

Entre ellos se destacan los siguientes: en 1059, Nicolás II decretó que la elección del papa únicamente sería confiada a los cardenales. Poco después en 1274, fueron definidas las reglas del cónclave (que fueron expuestas en el Canon del II Concilio de Lyon). Gregorio XV también hizo su aporte estableciendo las formas de escrutinio, o sea, las formas de votación.

El secreto de la escena de la elección y algunas otras condiciones fueron finalmente propuestas por San Pío X en 1904. A partir de entonces nada ha cambiado.

Y hasta hoy la elección ocurre de la siguiente manera: al morir el Papa, los cardenales presentes en la ciudad en que se dio el fallecimiento esperan diez días mientras llegan sus pares en el cardenalato. Transcurrido este tiempo, generalmente se reúnen en una parte del Palacio Vaticano preparada especialmente para este fin. Son alojados en ese mismo edificio y durante ese período permanecen incomunicados, proporcionándoles así un ambiente de recogimiento y meditación. Este período de clausura hasta el momento en que es escogido el Papa, es llamado Cónclave

En el Cónclave, mientras los cardenales enclaustrados votan dos veces al día, en la mañana y en la tarde para la elección del Papa hasta el momento en que sea alcanzada la mayoría requerida (dos tercios de los votos). El resto del tiempo es ocupado en períodos de oraciones y conversaciones.

Recordando también que deben terminar la elección lo más rápido posible…

Para que la elección sea válida están previstas tres formas de votación: la aclamación, el compromiso (donde los cardenales se reducen a un número menor) y finalmente, el voto secreto. Es importante recordar que los cardenales no son obligados a elegir a uno entre ellos y si lo quisieran podrían elegir incluso a un laico. En este caso, el elegido debe ser ordenado sacerdote y obispo antes de ser entronizado.

En la votación cada cardenal escribe el nombre de su candidato en un papel, el cual es depositado en un cáliz usado para la celebración de la Santa Misa, además de jurar que votó por aquel que consideraba más digno.

Si hubo cualquier tipo de acuerdo previo, este tendrá que ser prohibido corriendo el riesgo de la pena de excomunión para los que lo hayan hecho. Vemos aquí la gran seriedad y responsabilidad que es exigida de cada uno de los cardenales. Entonces, es hecho enseguida el conteo de los votos, los cuales son quemados al final de cada escrutinio y los que están en el cónclave hacen el juramento de no revelar lo que sucedió en aquella ocasión.

Una vez elegido, si el escogido acepta su nombramiento, debe escoger el nombre bajo el cual asumirá la sucesión de San Pedro. A partir de ese momento, él es el Sumo Pontífice.

Algunos días después le son conferidas las insignias de su poder, por ocasión de su entronización por el cardenal-obispo de Ostia 1.

Sin embargo, dese el momento en que aceptó su designación, el nuevo Papa es jefe de toda la Santa Iglesia. A partir de ahí y hasta el fin de su pontificado, será asistido por el Espíritu Santo para formar, custodiar y dirigir a todos los pueblos a la verdad y consecuentemente a la salvación eterna.

Notas

1 Existen tres de cardenales: cardenal-diácono, cardenal-presbítero e cardeal-obispo. Ostia es una de las siete diócesis sufragáneas, es decir asociadas a la de Roma, localizada bien próxima de la ciudad eterna.

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