Plinio Corrêa de Oliveira.
Después de arrepentirse, Santa María Magdalena pasó a representar claramente dos virtudes unidas: la contemplación y la penitencia.
Ella representó la contemplación, distinguiéndose de su hermana, en el famoso episodio en que Nuestro Señor dijo a Marta: “María escogió la parte mejor, que no le será quitada” (Lc 10, 42).
Entonces, ella pasó a representar la contemplación pura, no tanto unida a la vida activa, sino en cuanto estado enteramente contemplativo.
Al mismo tiempo, por su arrepentimiento enorme y su fidelidad al pie de la Cruz, y por el hecho de haber sido la primera que supo de la Resurrección de Nuestro Señor, ella no representó apenas la contemplación, sino la penitencia en su gloria, en estado de mayor perdón, de la mayor intimidad con el Divino Maestro.
A tal punto que, con el ejemplo de su vida y de otros Santos, algunos teólogos pretendieron afirmar que el estado de penitencia – una penitencia seria, profunda – es aún más bonito que el de inocencia.
Extraído de conferencia de 22/04/1965