El Corazón de Cristo y de su Madre

Publicado el 06/12/2021

Azotada por el furioso oleaje, bajo rayos y truenos de una aterradora tempestad, la barquilla va casi naufragando y a punto de abandonar la lucha hasta que, como antaño los apóstoles en el Mar de Galilea, su exhausto tripulante se acuerda que la salvación está ahí mismo, a su lado.

¿No son así las tormentas que enfrentamos a veces? Sin embargo… la solución está siempre muy cerca de nosotros. Después de su Ascensión al Cielo, Nuestro Señor no nos dejó abandonados a nuestra suerte; sigue a la espera de que recurramos a él, listo para aplacar cualquier tempestad.

Aquí llegamos a la médula de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, cuya fiesta se celebra este mes de junio. El mensaje que vino a entregar en las revelaciones a santa Margarita Alacoque nos habla de su ardoroso amor a la humanidad y su consecuente deseo de socorrernos.

¡Si supiéramos lo “omnipotente” que es esta devoción! Si muchos cristianos la cultivaran, no sólo resolverían sus problemas personales sino que ayudarían a revertir la grave crisis mundial. Es lo que dicen los Papas de los últimos 150 años.

A lo largo del último siglo se pudo ver la abolición de los puntos de referencia, de los valores más sagrados, de los mismos cimientos de la civilización, hasta llegar a la trágica situación actual. ¿Por qué?

Responde León XIII: “Cuando se descarta la religión, fatalmente se desmoronan los más sólidos fundamentos del bien público. Para que sus enemigos prueben el castigo que han provocado, Dios los deja a merced de sus malas inclinaciones, de tal suerte que, abandonados a sus pasiones, se entregan a un excesivo desarreglo. De ahí proviene la abundancia de males que avanzan hace tiempo sobre el mundo”.

León XIII escribió estas palabras en la encíclica Annum Sacrum, preparando la ceremonia de consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús realizada en junio de 1899. Y concluía con esta proclamación:

“Cuando la Iglesia, cerca todavía de sus orígenes, se hallaba oprimida bajo el yugo de los Césares, un joven emperador vio en el cielo una cruz que anunciaba y preparaba una victoria próxima y magnífica. Hoy tenemos otro pendón bendito y divino que se ofrece a nuestra mirada: el Sacratísimo Corazón de Jesús, sobre el que se levanta la cruz y que brilla con deslumbrante esplendor entre las llamas del amor. En él debemos poner todas nuestras esperanzas, a él hemos de suplicar y de él hemos de esperar nuestra salvación”.

Así, aunque nuestra barquilla se enfrente a las peores borrascas, elevemos nuestros ojos a ese estandarte salvador, el Sagrado Corazón de Jesús.

Para alcanzarlo más rápido y directamente pidamos ayuda a su Madre, que también es nuestra. Al fin y al cabo, si se trata de corazón, “el que más se asemeja al Corazón de Cristo sin duda alguna es el de María, su Madre Inmaculada. Precisamente por eso la Liturgia los presenta juntos para recibir nuestra veneración”, dijo Benedicto XVI (Ángelus, 5/6/2006).

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“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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