El alma delicada sigue fielmente el más pequeño soplo del Espíritu Santo, goza por este Huésped espiritual. ¡Oh, si las almas quisieran escuchar al menos un poco la voz de la conciencia y la inspiración del Espíritu Santo! Digo: Al menos un poco, ya que si una vez nos dejamos influir por el Espíritu de Dios, Él mismo completará lo que nos falte. Santa Faustina Kowalska.
El Catecismo de la Iglesia Católica, nos dice que el Espíritu Santo es la “Tercera Persona de la Santísima Trinidad” [1]. Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, y Nuestro Señor Jesucristo nos lo presenta y se refiere a Él como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter personal.
“Dios es Amor” (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor “Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. (Rm. 5,5).
Mediante el Bautismo se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo.
Vida de fe.
El Espíritu Santo con su gracia es el “primero” que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva, es quien nos precede y despierta en nosotros la fe.
El Paráclito
Llamado también el Espíritu Consolador, el Abogado, el Intercesor: Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: “El Padre os dará otro Paráclito” (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna.
Espíritu de la Verdad
Nuestro Señor afirma que después de su partida, el Espíritu Santo será quien mantenga entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado “En adelante el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho” (Jn 14, 26). Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo.
Tomado del libro, El Espíritu Santo, tesoro de bondad y amor; pp. 5-7