El “jefe” puede llegar hoy

Publicado el 03/11/2022

La isla Elefante según un grabado de la 2.ª Expedición Antártica Francesa, comandada por Jules Dumont d’Urville 

El paisaje era aterrador. En las últimas horas de la noche, las olas embravecidas del mar, se chocaban sin cesar en los inmensos bloques de hielo de aquella pequeña isla, donde Dios unió el reflejo de su furia y de su bellezas.

El frío era intenso. No se notaba ninguna señal de vida por aquellos rincones, pero apenas se veían regiones solitarias y desérticas… en esa isla perdida en el Polo Sur, a -40C°.

Los hombres de la Expedición Imperial Trans-Antártica que se quedaron en la isla esperando su rescate (1916)

En realidad, sí había vida. O mejor, algunos seres andrajosos que luchaban por su propia supervivencia en condiciones tan extremas.

Finalmente, los primeros rayos del sol comenzaron a reflejar su brillo dorado sobre aquellas blancas laderas, terminando así para estos miserables náufragos, una noche más en vela, pasada en medio de los tormentos del frío y del hambre que constantemente los asolaba.

A pesar del fuerte viento que soplaba, un hombre se levanta de su refugio y recorre el campañento dando la señal para levantarse: “¡Muchachos, recojan sus bolsas de dormir, pues el “Jefe” puede llegar hoy!”” Su nombre era Frank Worsley.

En poco tiempo, recomienzan los mismos preparativos,  diariamente repetidos en el transcurso de largos meses

Con el fracaso de la misión de Shackleton en la travesía del continente Antártico, la principal preocupación del “Jefe” se convirtió en la de salvar a TODOS los hombres que estaban bajo sus órdenes.

Por este motivo, se hizo necesario arriesgar el todo por el todo, realizando una arriesgada travesía hasta la Isla Georgia del Sur en un pequeño bote. Tan solo yendo allí, podrían buscar su rescate.

El dia en que el Señor llegó… Náufragos del Endurance en la Isla Elefant el día en que Shackleton regresó para rescatarlos

Mientras que Shackleton y sus cinco compañeros emprendían  esta arriesgada empresa, los otros 22 que constituían el resto de la tripulación, permanecieron en la Isla Elephant en terribles condiciones, viviendo de la esperanza de que su comandante, caso tal lograse sobrevivir, los rescatara algún día…

A la cabeza de este puñado de hombres estaba Worsley, quien mantenía encendida en todos la llama de la esperanza, ordenando diariamente que se levantase el campamento, pues Shackleton podría regresar en es mismo día… esto fue hecho a lo largo de cuatro meses.

El ejemplo de Worsley nos invita a estar atentos, pues por peor que sea el invierno a nuestro alrededor siempre debemos tener la certeza: “El ‘Señor’ puede llegar hoy”.

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