San Vicente de Paúl era, al mismo tiempo, el Santo de la combatividad y de la caridad
De la combatividad en dos terrenos: el doctrinario, en el cual él combatió meticulosamente a los jansenistas, de manera política y estratégica, en Roma, en la corte del rey, en la nobleza, en el clero, en el pueblo, con su inmensa influencia personal. Además de esa forma de combatividad intelectual, él también quiso armar una Cruzada contra Túnez, y con esa intención se dirigió al Rey de Francia.
Él era al mismo tiempo, el Santo de la caridad y de la compasión. Encontramos en esta conjunción una manifestación rara de buen espíritu. Según la opinión corriente, quien es muy combativo es poco compasivo, y quien es muy caritativo no es pugnaz.
Ahora, si la combatividad y la compasión son virtudes, no puede haber entre ellas incompatibilidad. Al contrario, todas las virtudes son hermanas. Por eso, quien es santamente compasivo es combativo; y quien es santamente combativo es compasivo.
En esta unión entendemos el buen espíritu envolviendo virtudes aparentemente antípodas. Eso nos explica el alma del gran San Vicente de Paúl, al mismo tiempo tan combativa y compasiva, bien como la de todos los otros Bienaventurados, incluso de los Santos cruzados, inquisidores y los que fundaron o se santificaron en las Órdenes de Caballería.
(Extraído de conferencia de 20/07/1965)