El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

Publicado el 10/07/2020

Permíteme que te presente la rosa blanca de este pequeño libro para introducir en tu corazón y en tu boca las verdades en él contenidas de una manera simple y sin ostentación. En tu corazón, para que ustedes mismos emprendan la práctica santa del Rosario y degusten sus frutos. En tu boca, para que prediquen a los demás la excelencia de esta santa práctica y por este medio se conviertan.

San Luis María Grignion de Montfort

Bien sé que los espíritus fuertes y críticos de nuestros días que lean las historias de este folleto las pondrán en duda, como siempre lo han hecho, si bien que las haya transcrito de muy buenos autores contemporáneos y en parte de un libro compuesto recientemente por el Padre Antonio Thomas de la Orden de los Dominicos, intitulado “El Rosal Místico”

Todos saben que existen tres tipos de fe para las diferentes historias. A las historias de las Sagradas Escrituras debemos una fe divina; a las historias profanas que no repugnan la razón y están escritas por buenos autores, una fe humana; y a las historias piadosas referidas por buenos autores y que no sean contrarias a la razón, a la fe y a las buenas costumbres, aunque a veces tales historias sean extraordinarias, una fe piadosa. Reconozco que no se debe ser muy crédulo ni muy crítico y que debemos siempre ubicarnos en el medio para encontrar el punto de la verdad y de la virtud, pero también sé, que así como la caridad cree fácilmente todo aquello que no es contrario a la fe y a las buenas costumbres (1Cor. 13,7), de la misma manera el orgullo conduce a negar casi todas las historias bien justificadas, bajo el pretexto de no estar contenidas en las Sagradas Escrituras.

Es el lazo de Satanás en el que cayeron los herejes que niegan la tradición y en el cual los críticos de hoy caen insensiblemente, no creyendo porque no comprenden o cuando no les agrada, sin otra razón más que la del orgullo de su propia autosuficiencia.

Una devoción verdaderamente grande, sublime y divina

Permíteme que te presente la rosa blanca de este pequeño libro para introducir en tu corazón y en tu boca las verdades en él contenidas de una manera simple y sin ostentación. En tu corazón, para que ustedes mismos emprendan la práctica santa del Rosario y degusten sus frutos. En tu boca, para que prediquen a los demás la excelencia de esta santa práctica y por este medio se conviertan. Si te parece, evita ver esta práctica del rezo del Rosario como siendo algo insignificante y de escasos frutos, como lo hacen el vulgo y también muchos sabios orgullosos: esta práctica es verdaderamente grande, sublime, divina.

Fue el Cielo que nos la dio para convertir a los pecadores más endurecidos y a los herejes más obstinados. Dios quiso vincular al Rosario la gracia en esta vida y la gloria en la otra. Los santos la ejercitaron y los Papas la autorizaron.

¡Oh, cuán feliz es el sacerdote director de almas a quien el Espíritu Santo reveló este secreto, desconocido por la mayor parte de los hombres o conocido superficialmente!

Si llega a su conocimiento práctico, rezará el Rosario todos los días y hará que otros también lo recen.

Dios y su Santísima Madre derramarán copiosamente la gracia en su alma para que sea instrumento de su gloria; y producirá más fruto con su palabra, aunque sea simple, en un mes, que los demás predicadores en muchos años.

Aunque ya tengas un pie en el infierno…

Aún cuando te encuentres al borde del abismo o ya tengas un pie en el infierno; aunque seas un hereje endurecido y obstinado como un demonio, tarde o temprano, te convertirás y te salvarás, desde que reces devotamente el Santo Rosario todos los días hasta la muerte, para conocer la verdad y obtener la contrición y el perdón de tus pecados.

Toma la decisión de rezar el Rosario todos los días

Entonces, no desprecies mi excelente y divina planta, más bien, plántala en tu alma, tomando la determinación de rezar el Rosario. Cultívala y riégala, rezándolo fielmente todos los días y haciendo obras buenas, y verás como ese grano que parecía tan pequeño, con el tiempo llegará a ser como un árbol frondoso, donde las almas predestinadas y elevadas a la contemplación harán sus nidos y morada para resguardarse a la sombra de sus hojas de los ardores del sol; para protegerse en las alturas de los animales feroces de la tierra; en fin, para ser delicadamente alimentadas con su fruto que no es sino el adorable Jesús a quien sea dada la alabanza y la gloria por los siglos de los siglos, amén.

La Señora a quien le rezaba el Rosario la llevó para un bellísimo lugar

Dos niñas pequeñas, hermanas entre sí, estaban en la puerta de su casa, rezando devotamente el Santo Rosario. Se les apareció una hermosa Señora, que se acercó a la niña menor que tenía entre 6 y 7 años, tomándola de la mano y llevándosela. Su hermana mayor la busca llena de angustia, y sin esperanza de encontrarla, vuelve a su casa llorando.

Sus padres la buscan sin éxito durante dos días. Transcurrido ese tiempo la encuentran en la puerta de su casa con el semblante alegre y feliz.

Le preguntaron de donde venía y la niña respondió que la Señora a quien le rezaba el Rosario la llevó para un sitio lindísimo donde le dio a comer cosas muy deliciosas y colocó en sus brazos a un niño bellísimo.

Sus padres recién convertidos a la fe, llamaron al padre jesuíta que los había instruido en la fe y en la devoción al Rosario, contándole lo sucedido. De sus propios labios supimos el hecho. Esto sucedió en Paraguay.

Amados niños, imiten a estas dos fervorosas niñas, recen a ejemplo de ellas el Rosario todos los días y merecerán ver a Jesus y a María.

Tomado del libro El Secreto Admirable del Santísimo Rosario

 

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