
Plinio Corrêa de Oliveira.
Si el género humano pudo beneficiarse de la Redención es porque la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo Hombre, pues el pecado de los hombres debía ser redimido. Ahora bien, si Jesucristo asumió nuestra naturaleza, lo hizo en María Virgen, y así cooperó de modo eminente en la obra de la Redención, transmitiendo al Salvador la naturaleza humana que en los desig- nios de Dios era condición esencial de la Redención.
María santísima ofreció de modo entero y sumamente generoso a su Hijo como víctima expiatoria, y aceptó sufrir con Él, y a causa de Él, el océano de dolores que la Pasión hizo brotar en su Corazón Inmaculado.
Así, pues, la Redención nos vino por María Virgen, y su participación en la obra de resurrección sobrenatural del género humano fue tan esencial y profunda, que se puede afirmar que María cooperó para hacernos nacer a la vida de la gracia. Por lo que Ella es auténticamente nuestra Madre.
Extraído de “El Legionario” de 10/12/1939