Os pedimos, oh Madre, que de lo alto del Cielo bajen sobre nosotros, vuestros hijos, las bendiciones maternales nacidas de vuestro inagotable afecto.
Como los discípulos de Emaús rogaron al Divino Redentor, nosotros os pedimos que esas bendiciones “permanezcan con nosotros”, “porque ya cae la tarde” sobre el mundo.
A cada instante, a cada angustia, a cada necesidad, que ellas nos ayuden a mantener la más entera y filial confianza en Vos. Amén.
Oración compuesta por el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, tomada de la Revista Dr. Plinio n° 43, p. 5