
Segunda Aparición – Domingo de carnaval
El acontecimiento permaneció restringido a un gru po de amiguitas, alumnas de la escuela gratuita de las Hermanas de la Caridad. Ellas, están picadas por la curiosidad, entonces, un pequeño batallón infantil de una docena de ellas, resolvió, buscar a los padres de Bernardita y tanto insistieron, que al fin, consiguieron de ellos la autorización para ir todas juntas a la Gruta.
¡Todas parten llenas de coraje y de… miedo! Llevan frasquitos con agua bendita y, llegando a la Gruta, se arrodillan ansiosas y temerosas. Comienzan todas juntas a recitar el rosario, y en la segunda decena, Bernardita, toda radiante dice:
– ¡Ella llegó! Allá está, con el rosario en el brazo y nos está mirando.
Para las otras, el nicho está tan vacío y oscuro como antes. Bernardita quiere hacer la prueba, como ella relata con sus propias palabras:
“Comencé a echar agua bendita en la Aparición, diciendo que si venía de parte de Dios, se quedase; si no, que se fuese. Y me empeñé cada vez más en empaparla con agua bendita.
Ella, comenzó a sonreír e inclinarse hacia mí y cuanto más yo la mojaba, tanto más ella se inclinaba y sonreía.
Entonces, sobrecogida de miedo apresuré aún más la aspersión, hasta que la botella quedó vacía”.
En este momento, desaparece para ella el mundo exterior, queda inmóvil, el rostro se torna pálido y brillante, como si una luz lo iluminase por dentro, con la mirada fija en la hendidura de la roca y sin mover los párpados.
Sus compañeras, se llenan de respeto y admiración, pues nunca habían visto nada parecido. Pero en este momento, no entienden lo que sucede y quedan sobrecogidas de espanto. Antonieta, piensa que su hermana está muriendo. Las más miedosas huyen en desbandada. Algunas se quedan hasta que Bernardita vuelve a la normalidad. Después de terminada la Aparición que duró unos veinte minutos, tiempo de recitar un rosario lentamente y con devoción.
En esa tarde de domingo carnavalesco, algunas personas que paseaban por las márgenes del río Gave pudieron observar aquellos movimientos extraños, sin saber bien qué conclusión sacar.
En la ciudad, con la agitación provocada por el pánico de las niñas que llegaron despavoridas, el asunto de la Gruta comienza a circular, pero como una cosa de niñas de condición humilde.
El resultado fue amargo para Bernardita, pues esta vez Luisa, renueva la prohibición de volver a la Gruta, aún con más vigor. Una vez más, para Bernardita parece cerrado definitivamente ese episodio de la Gruta. Ella, entretanto, no consigue pensar en otra cosa, sino en esa maravillosa Dama de la roca, con su sonrisa y ¡fascinante belleza!
Pero Dios, tiene sus caminos misteriosos para el hombre.
La solución, vendrá por vías bien inesperadas.
¿Qué es un éxtasis?
Lo que sucedió con Bernardita, se llama éxtasis.
Es un fenómeno espiritual, durante el cual, el alma queda totalmente absorta en Dios, y el propio cuerpo adquiere cualidades que pueden ser, como sobrenaturales. La persona pierde el uso de los sentidos. Es algo parecido a lo que sucedió en la Transfiguración de Nuestro Señor, en el monte Tabor. El cuerpo, queda insensible e incluso salvo de cualquier sufrimiento. Con Bernardita, hubo dos hechos bien comprobados:
-Una joven llamada Elfrida amiga de Bernardita, estaba con dudas al respecto de las apariciones y resolvió hacer la prueba. Llevó consigo una grande y gruesa aguja, y durante el éxtasis, la clavó profundamente en el hombro de la vidente. Bernardita ni se movió, ni sintió nada, ni sufrió ninguna herida.
-En otra ocasión, el Dr. Pedro Dozous, un médico incrédulo, fue a la Gruta para observar a Bernardita, con la esperanza de descubrir algún fraude, y fue testigo de un acontecimiento extraordinario, que quedó conocido como el “milagro de la vela”: durante diez minutos, bien contados, las manos de Bernardita quedaron sobre la llama de una gran vela, sin sentir el menor dolor y sin dejarle la menor señal de quemaduras, ni siquiera tiznarlas con el humo, cuando habría sido posible el chamuscarle los dedos. El Dr. Dozous, volvió convertido, hizo pública su fe y certificó muchos de los milagros ocurridos al comienzo de las apariciones.
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