La Asunción de María: triunfo de Dios, gloria de la Creación

Publicado el 08/16/2024

Los hombres a menudo realizan magníficas y triunfales ceremonias para celebrar a sus héroes. De modo super excelente, por ocasión de la Asunción, Nuestro Señor Jesucristo preparó para su Madre momentos de gloria inimaginable.

Asunción – Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

La Asunción de Nuestra Señora fue elevada a la categoría de dogma por el Papa Pío XII hace pocos años. Este dogma ha sido ardientemente deseado por las almas católicas del mundo entero, por ser una afirmación más sobre Ella que la coloca fuera de paralelo con cualquier otra mera criatura, justificando el culto de hiperdulía que la Iglesia le rinde.

Suave muerte seguida de la resurrección

Nuestra Señora, después de una muerte muy suave, expresada en un lenguaje muy bello por los autores como la “dormición”, para indicar que, aunque era una verdadera muerte, parecía sin embargo más bien un simple sueño, Ella después de la muerte, resucitó como Nuestro Señor Jesucristo. Fue llamada a la vida por Dios y ascendió después a los cielos en presencia de todos los Apóstoles allí reunidos, y de un gran número de fieles.

La Asunción representa para la Santísima Virgen una verdadera glorificación a los ojos de toda la humanidad hasta el fin del mundo, y el premio que debería recibir en el Cielo.

Momento sublime, espectáculo incomparable

Virgen del Tránsito – Basílica de Santa María, la Mayor, Morella, España

Sería interesante si pudiéramos hacer una recomposición del lugar para imaginar, a nuestra manera y según nuestra piedad, cómo se llevó a cabo la Asunción, ya que no hay descripciones al respecto, y existen una multitud de aspectos que podrían ser representados.

Nuestra Señora subiendo y, abajo, los Apóstoles arrodillados, orando, con algo de inefablemente noble, sublime, recogido, interior; todos ellos con las expresiones de los personajes de Fray Angélico. Arriba, el cielo llenándose gradualmente de ángeles, también a la manera de Fray Angélico. El cielo material adquiriendo los más diversos colores, con matices, irradiaciones magníficas, de tal manera que presenta un espectáculo absolutamente incomparable.

Si Nuestra Señora logró dar al cielo un colorido tan magnífico y diverso, y producir fenómenos tan excepcionales en Fátima, ¿por qué no pudo suceder lo mismo por ocasión de su Asunción al Cielo?

Ella está de pie en oración; el respeto y el recogimiento se apoderan de todos los que la rodean; su semejanza física con Nuestro Señor Jesucristo crece y se hace cada vez más pronunciada.

La gloria de Nuestro Señor transfigurado se le va comunicando, cada vez más Reina, cada vez más majestuosa, cada vez más Madre también. Toda su intimidad manifestándose de manera suprema en esta hora de despedida. Se acercan unos ángeles, tal vez los más espléndidos del Cielo, y acompañan a Nuestra Señora. Ella va subiendo…

Poco a poco el cielo se va transformando, esa maravilla va cambiando. La tierra vuelve a su aspecto primitivo, los hombres vuelven a sus hogares con la sensación que tuvieron después de la Ascensión de Nuestro Señor: al mismo tiempo asombrados y con una añoranza sin nombre; desolados por un lado, pero llevando en su retina algo que nunca habían visto, ni podrían haber imaginado a respecto de Nuestra Señora.

Es imposible pensar en este triunfo terrenal sin pensar en el celestial que vino poco después.

La gloria de la Reina, preludio del Reino de María

Asunción de la Santísima Virgen – Basílica S Santa María del Popolo, Roma

¡El triunfo de Nuestra Señora comienza en el Cielo! Toda la Iglesia Gloriosa la recibirá, todos los coros de los ángeles, San José, Nuestro Señor Jesucristo la acogen, es coronada por la Santísima Trinidad.

Es la glorificación de Nuestra Señora a los ojos de toda la Iglesia Triunfante y Militante. Ciertamente en este día la Iglesia Padeciente tuvo una efusión de gracias extraordinarias, y no es temerario pensar que casi todas las almas del Purgatorio hayan sido liberadas por Ella. De modo que allí también hubo una gran alegría. Así podemos imaginar cómo era la gloria de Nuestra Reina.

Algo de esto se repetirá, creo, cuando venga el Reino de María.

En el momento en que el mundo este transformado y la gloria de Nuestra Señora brille sobre la tierra, habrá comenzado su reinado de un modo eficaz, y los maravillosos días de gracia, como nunca hubo antes, comenzarán a ser anunciados.

Antes de contemplar la gloria de Nuestra Señora en el cielo, habremos de contemplarla en la tierra, seguramente con algo que podrá darnos, con esta o aquella analogía, con alguna semejanza de ese triunfo sin nombre que debió haber sido, incluso a los ojos de los hombres, la gloria de María.

Hubo triunfos que los hombres prepararon para sus grandes batalladores, por ejemplo, cuando las tropas francesas, que derrotaron a los alemanes, desfilaron bajo el Arco del Triunfo después de la Guerra de 1914-1918. Cuando pensamos en el triunfo preparado para MacArthur1; en tantos triunfos que los romanos prepararon para sus generales victoriosos. Por lo tanto, debemos entender que Nuestro Señor Jesucristo, que es infinitamente más generoso, debe haber recompensado a Nuestra Señora, en su triunfo a los ojos de los hombres, de una manera inconmensurablemente mayor, y que debió haber todo lo que puede existir de más glorioso y triunfal en esta hora de la Asunción de Nuestra Señora.

El sentido de gloria de María

Coronación de la Virgen – Galería Nacional de Londres

Meditando sobre esto, nos acercamos a la fiesta de la Asunción, pensando en qué virtud debemos pedir a la Virgen. Por supuesto, todo el mundo debería pedir la que más carece. Pero no sería exagerado pedirle una virtud específica: el sentido de su gloria, para comprender bien todo lo que representa su gloria en el orden de la creación, y hasta qué punto ésta es la más alta expresión creada de la gloria de Dios. Debemos estar sedientos en afirmar y defender –por una virtud de combatividad llevada a su último extremo–, la gloria de Nuestra Señora en la tierra.

Que nos haga verdaderos caballeros, verdaderos cruzados de ella, luchando por su gloria en la tierra. Esta me parece la virtud más apropiada para pedir en esta fiesta de gloria, que es la Asunción de Nuestra Señora.

(Conferencia del 14/8/1964)

1) Douglas MacArthur, militar estadounidense (*1880 – †1964) que desempeñó un papel destacado durante la Segunda Guerra Mundial.

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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