La acción de Doña Lucilia desde el Cielo

Publicado el 08/21/2023

Desde el Cielo, Doña Lucilia realiza la máxima: “vivir es estar juntos, mirarse y quererse bien”, lanzando una mirada bondadosa sobre el necesitado que recurre a ella, estableciendo con él una relación personal, adoptándolo y resolviendo los impasses que no tendrían solución.

Plinio Corrêa de Oliveira

Se acostumbra interpretar de modo equivocado la tendencia a sublimar a los muertos. A propósito, hoy en día lo más frecuente es olvidarlos.

Ciertas almas reciben permiso de la Providencia para revelar a los vivos algo que en vida no mostraron enteramente. Un ejemplo es Santa Teresita, que en el Carmelo era tenida como una persona común, pero después de su muerte se manifestó mucho.

Eso se da con Doña Lucilia también. Su luz primordial marcó de un modo sobrenatural el ambiente doméstico. La noto presente de un modo vivo en todos los ambientes de la casa, pero es en la sala de visitas donde más la siento, aunque no fuese su living. Tal vez por estar allí los muebles de la casa de mi abuela, ese era el ambiente específico de ella.

A pesar de tener una idea muy vaga de la existencia de la Revolución, y de no saber hasta qué punto ella veía el carácter uno del declive del mundo contemporáneo, mi madre era profundamente contrarrevolucionaria.

Ella no se entregaba a discusiones de Historia o de política. Ni se entendería que lo hiciese. No obstante –y aquí está lo que considero la luz primordial de mi madre–, tenía cierto núcleo de la Contra-Revolución, remontando ya hacia otro orden que consiste en estar continuamente con los ojos puestos en lo trascendental y vivir en la contingencia de él desinteresadamente. Todas sus fotos muestran eso.

Estableciendo una relación personal con quien es ayudado

Experimentar esa presencia es una gracia. Sin embargo, intentar comprender eso antes de recibir una gracia así, de comunicación con ella, es como querer ver un color siendo ciego.

Doña Lucilia establece una relación personal como si estuviese junto a quien ella ayuda. Es la gracia presente en ella que actúa sobre nosotros, manteniendo una proporción con nosotros, y no como quien nos concede algo desde lo alto del fastigio de su gloria. Ella adopta al necesitado, resuelve el impasse y el problema, lanzando una mirada bondadosa sobre aquello que no tendría solución. La persona comprende que algo actúa, y es la mentalidad de ella. De esa manera, en el Cielo ella realiza el “vivir es estar juntos, mirarse y quererse bien”.

En la auténtica devoción a María Santísima hay algo de eso, llevado casi hasta el infinito. Quien no recibió una gracia así, de modo a sentir a Nuestra Señora, no inició aún la verdadera devoción.

María Auxiliadora – Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús – São Paulo, Brasil

La gracia que recibí en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, junto a la imagen de María Auxiliadora, fue así. Desde entonces nunca más vi una imagen de Nuestra Señora sin sentir eso. Aunque fuese una puntita, ¡pero es una puntita que habla enormemente!

La transmisión de esa gracia de Doña Lucilia es como algo que viene de afuera hacia el fondo del alma. En el discernimiento de su acción hay algo fundamentalmente semejante a discernir la acción de María Santísima. El alma de mi madre recibía esa comunicación viendo la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y de Nuestra Señora que quedaban en su cuarto. Especialmente la gracia de equilibrio temperamental, yo sentía que ella la recibía a través de las imágenes.

Lente de aumento para comprender al Sagrado Corazón de Jesús

Imagen del Corazón de Jesús, perteneciente a Doña Lucilia

La imagen del Sagrado Corazón de Jesús que estaba en el oratorio del cuarto de mi madre tenía una mezcla de severidad, de dignidad, un fondo de tristeza, mucha dulzura y afabilidad.

Muchas veces, entrando en su cuarto, incluso sin estar ella rezando, inmediatamente sentía la afinidad de ella con el Sagrado Corazón de Jesús. Ella hacía para mí el papel de lente de aumento para que yo pudiese entender enteramente al Sagrado Corazón de Jesús. Y no sé si yo habría comprendido la imagen, si no hubiese sido por mi madre.

Por eso en el Quadrinho1 se nota, a pesar de la pobre vida física, la pujante vida espiritual. En ella de joven se nota pujanza y afirmación, ¡pero con una afirmación del alma tan por encima de las virtudes físicas! Es raro ver eso: una vitalidad física que no empaña la vitalidad del alma. Sin embargo, mirando después su Quadrinho –ella ya anciana–, se puede perfectamente decir: es una persona formada en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Más aún: ¡el Quadrinho muestra a la persona inmediatamente después de haber rezado delante de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús!

El Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora y mi madre forman un todo para mí

La imagen de Nuestra Señora, también perteneciente a mi madre, tiene una dulzura conexa con la del Sagrado Corazón de Jesús. De ella fluye un mundo de misericordia para el alma buena. Con la Santísima Virgen es así: el pecador descalificado no se siente desanimado. Su imagen da amparo al pecador descalificado.

El quadrinho de Doña Lucilia es un cuadro al óleo que le agradó mucho al Dr. Plinio, pintado por uno de sus discípulos, con base en las últimas fotografías de Doña Lucilia.

No sucede lo mismo con el Sagrado Corazón de Jesús. Pues Él es Padre, pero también es Juez. Tenía entonces que existir la Virgen, que solo perdonase y no juzgase. Hay un tenor enorme de santidad extraordinaria que se desprende de la mirada del Sagrado Corazón de Jesús. Sin embargo, no da coraje de rezarle el Memorare2. ¡El Memorare tiene que ser para su Madre! Ella es accesible, tiene contacto personal con el pecador… Ella establece una proporción entre Nuestro Señor Jesucristo y yo. Para mí, el Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora y mi madre forman un todo.

Notas

1Cuadro al óleo que le agradó mucho al Dr. Plinio, pintado por uno de sus discípulos, con base en las últimas fotografías de Doña Lucilia.

2Del latín: Acordaos. El Dr. Plinio se refiere a la oración compuesta por San Bernardo.

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