La Reina de la Historia

Publicado el 12/15/2024

La axiología del plan de Dios se cumplió de modo magnífico en María
Santísima. Ella es Madre de Dios y la criatura perfecta en la cual la
Historia se realizó enteramente. La Historia sería una borrasca horrenda y
mil veces más tenebrosa de lo que es si no fuese la misericordia de Ella.

Perspectiva pliniana de la Historia

Coronación de la Virgen.
Museo Castellvecchio,
Verona, Italia

La posición correcta del espíritu humano no es la de pensar principalmente en las cosas de la Tierra para sobrevivir ni de imaginar un Cielo desligado de esos asuntos, sino pensar en un Paraíso que esté en la fina punta de las cosas que señalan y que se encaminan hacia el Cielo.

Anhelo progresivo del Cielo

Si los hombres hubiesen sido fieles a Dios, a lo largo de la Historia, unos cuadros se habrían lentamente desprendido de los otros, como en una bobina e irían siendo acumulados para las nuevas generaciones. Y las generaciones que, después del tendrían antes apoteosis.

Esta caminata indica una especie de apetencia de los espíritus para esto, aquello, aquello otro, que es propiamente el núcleo de la Historia, porque es el impulso del género humano.

A pesar de las Revoluciones, este impulso se va dando de tal manera que una persona, estudiando y comprendiendo cómo se desarrolla, puede dirigir al revolucionario en cualquier momento, el lenguaje que lo pondría de pie.

Esto ocurre en cualquier período de la Historia. Consideren, por ejemplo, un norteamericano de la época del far west, el hombre más metido en cosas argentarias y aventuras que se pueda imaginar, por tanto, aparentemente, lo más distante de esos pensamientos. Sin embargo, en él hay algo que trabaja en la línea de lo que sus antepasados pensaron, rumbo a lo que sus descendientes pensarán y que es el tal impulso, la bobina de la humanidad, en la cual –pisada, ignorada– el hombre no presta atención, pero ella va trabajando en su interior.

Y si una persona, con discernimiento exacto de los espíritus, sabe a qué altura se encuentra esa bobina, podrá alcanzar el fondo del alma de aquel individuo en lo que tiene de mejor y, con las máximas posibilidades de éxito –lo que no significa certeza– intentar interrumpir el proceso revolucionario en él. Porque la Revolución es sensible al estado en que se encuentra la bobina en aquel momento.

El espíritu humano se vuelve sucesivamente para cosas diferentes, por una especie de mecanismo que va de padre a hijo y que no es mecanismo natural, no son las cosas culturales que él recibió; es algo que está por debajo de la cultura, son aspiraciones profundísimas del espíritu humano, que no hacen sino expresar algo que se encuentra más en el fondo, es un anhelo progresivo que el hombre tiene del Cielo, bajo los modos por los cuales él lo concibe sin saber qué es el Paraíso.

Impulso propulsor de la Historia

Doy un ejemplo muy personal. Por más que yo tuviera unión de alma con mi madre, notaba que algo en mí había avanzado por causa de la diferencia de los tiempos, los cuales no hicieron sino decaer… Pero en lo que yo retuve de Doña Lucilia, anduve más que ella, simplemente por ser su hijo. No me refiero a virtudes. El correr de la bobina, con el tiempo, va haciendo que, dentro de los hombres, por más que decaigan, haya algo accesible a un llamado más alto. 

Dr. Plinio, en 1983

Esto es continuo de generación en generación, en una progresión. Como la sucesión armónica entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, así también estaría la sucesión de este llamado, de esta tendencia que Dios puso en el fondo de los hombres y que camina al apogeo. Es un caminar necesario, no depende de la voluntad del hombre porque, si dependiese de él, haría torpezas. Es Dios que le va presentando sucesivamente las cosas.

A veces, eso sucede hasta en relación con los monumentos. Por ejemplo, un veneciano de los antiguos tiempos, si fuese a retratar Venecia –digamos, Canaletto1– , no sería capaz de ver los aspectos de la ciudad que determinados fotógrafos contemporáneos tomaron. Porque en estos, el espíritu humano ya dio unos tantos “giros” –estoy imaginando la bobina de una máquina de escribir–, que hicieron que fueran capaces de captar allí algo que los antiguos no lograron.

Padre Francisco Suárez S.J. – Museo de la
Universidad de Valladolid, España

Pensé en eso al ver una postal común, pero bonita, del Louvre. El fotógrafo puso allí algo que el monumento, de suyo, no tiene, pero que la foto pudo mostrar y que corresponde a la aspiración existente en la generación del fotógrafo para algo de bello, el cual todavía no estaba presente en la concepción de quien construyó el Louvre.

Considerando el mismo fenómeno por otro aspecto, podemos afirmar que la era de los príncipes terminó con la Revolución Francesa, pero lo que respecta al príncipe después de ella es más alto de lo que el príncipe era antes. Hubo una exigencia del espíritu humano de un tipo de principado que la humanidad aún no había concebido en el tiempo de la Revolución Francesa. Así, para una persona del Ancien Régime2 un príncipe y una princesa constituían una figura exquise, pero no eran los personajes de cuento de hadas que hoy significan para nosotros.

A la izquierda, vista de Venecia. A la derecha Basílica de San Juan y San Pablo,
Venecia, por Canaletto – Royal Collection, Palacio de Buckingham

También la infalibilidad pontificia. Se trata de un carisma instituido por Nuestro Señor Jesucristo en favor del Papado, en los términos en que la Iglesia lo define. Sin embargo, no hay duda de que, en aquel océano de inmundicia e incredulidad del siglo XIX, las almas de los fieles reaccionaban caminando decididamente para la necesidad de ver definida la infalibilidad.

Analizando personajes históricos como Metternich, María Estuardo y otros, vemos que no fueron tanto cuanto se nos figuran, aunque tuviesen algo que se orientaba hacia eso. Cuando se concibe la Historia así – en esto está el papel de la cultura–, nacen en el futuro los hombres que realizarán lo que soñamos. Este es el impulso propulsor de la Historia.

Dicotomía de impulsos: alternativa entre Revolución y Contrarrevolución

Otro elemento constitutivo de esta bobina: la necesidad del instinto de sociabilidad de tomar contacto con seres que están arriba de aquellos que conocemos en este grado, lleva al hombre a pensar en convivencias que en realidad no existirán en esta Tierra. La convivencia con los Ángeles, los Santos, pero también con seres hipotéticos, imaginarios, presentados por la poesía, el arte, la literatura, de algún modo cantan las añoranzas que tenemos del Paraíso.

He ahí la razón por la cual, durante la Edad Media, tan venerada por nosotros, las herejías surgidas eran peores que las de los tiempos de los romanos. En parte, porque la apostasía era peor que la de los tiempos antiguos de la gentilidad, pero también porque la bobina del mal va corriendo a lo largo de los tiempos.

San Gregorio Magno – Galería Nacional de Arte Antigua, Roma

Axiología del plan de Dios

Aplicando esta doctrina a Nuestra Señora, vemos que Ella es la Reina de la Historia en este sentido muy especial de la palabra: en Ella la axiología4 del plan de Dios se realizó enteramente. María Santísima es Reina de la Historia en este punto: Ella basta para que la Historia sea justificada, porque alguien se realizó. Y después, en las laderas de la montaña, unos se realizaron más, otros menos.

Se podría objetar que la humanidad Santísima de Nuestro Señor Jesucristo es todavía más. Es verdad. Pero siendo Él el Hombre- Dios, trasciende el terreno de las meras criaturas. Quien realizo el plan de Dios fue Ella.

La Virgen María tiene derecho de gobernar la Historia porque es Aquella que realizó el plan de Dios.

Así se comprende el odio del demonio contra Ella. Además, en el fondo —yo creo que esto estaría explicado en el Secreto de María—, cuando se tiene esa devoción a Nuestra Señora es porque se siente atraído a ese cúmulo de perfecciones que en Ella se realiza de un modo inefable y enteramente perfecto.

Y esto produce, si se pudiera decir, en una palabra, la inocencia.

Orden de lo realizado y orden de lo posible

Y la misericordia es por donde Ella hace aproximar de un plan A de Dios a la persona que, de hecho, no realizó tanto cuanto posible el plan B, o C, o X. Es claro que Nuestra Señora consigue esto porque es Madre de Dios, pero también por ser la criatura más perfecta. La Historia sería una borrasca horrorosa y mil veces más tenebrosa de lo que es si no fuera la misericordia de Ella.

Dr. Plinio en 1983

En el orden del ser lo posible es menos noble que aquello que está realizado. Y como María Santísima es lo que hay de más noble en el orden de lo realizado, Ella tiene, en cuanto tal, una preminencia sobre el orden de lo posible y, de algún modo misterioso, simboliza todo el reino de lo posible. Consideren que es inconcebible el reino de lo posible, pero Nuestra Señora lo simboliza, no sólo en cuanto está en el plano sobrenatural, sino también en la humanidad de Ella.

Altar de San Juan Bautista (detalle) – Iglesia de San Florián, Cracovia

(Extraído de conferencia del
30/3/1983)

___________

1) Giovanni Antonio Canal (*1697-
+1768), conocido como Canaletto.
2)) Del francés: Antiguo Régimen. Sistema
social y político aristocrático en
vigor en Francia entre los siglos XVI
y XVIII.
3) Del francés: preciosa, refinada.

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