María Santísima es el templo de la Santísima Trinidad: trae consigo al Divino Paráclito; como Madre del Verbo encarnado, lleva consigo a Nuestro Señor Jesucristo; Hija del Padre Eterno, tiene consigo a Dios Padre.
Pidamos, pues, a Nuestra Señora que haga germinar en nosotros el amor a la Santísima Trinidad. Y que Ella, la Virgen de las vírgenes, inocentísima, pero por la cual pasaron todas las gracias de arrepentimiento que llenaron y llenarán hasta el fin del mundo la faz de la Tierra, nos conceda un perfecto espíritu de contrición.
Extraído de conferencia del Dr Plinio el 21/12/1968