Lo que hacen las ánimas benditas por aquellos que las ayudan. Parte 2

Publicado el 09/21/2022

Lo más extraño de todas las cosas, es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los mas necesitados, esto es, por las benditas almas del purgatorio. Debe haber algunos que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré ninguno.

Padre Paul O’Sullivan

El imprentero de Colonia

William Freyssen, da su testimonio de como su hijo y esposa recobraron la salud gracias a las almas del purgatorio.

Un día le encargaron imprimir un librito sobre el Purgatorio. Cuando realizaba las tareas de corrección del texto, su atención fue captada por los hechos narrados en el libro. El aprendió por primera vez las maravillas que las almas pueden obrar por sus amigos.

Por aquel tiempo su hijo cayó gravemente enfermo, y pronto su estado se volvió desesperante. Recordando lo que había leído acerca del poder de las benditas almas, Freyssen hizo la promesa solemne de imprimir mil libritos a su propia expensa, con su firma impresa. Fue a la iglesia y, una vez dentro, hizo un voto solemne. En ese momento una sensación de paz y confianza inundaron su alma. A su retorno a casa, su hijo, que no podía tragar ni una gota de agua, pidió algo de comer. Al día siguiente estaba fuera de peligro y pronto, completamente curado. Al mismo tiempo, Freyssen ordenó imprimir los libros del Purgatorio para ser distribuidos, sabiendo que la mejor forma de obtener ayuda para las almas sufrientes, era interesando a mucha gente sobre el tema.

Nadie que sabe sobre el sufrimiento de estas pobres almas, niega una oración a ellas. El tiempo pasó, y una nueva tristeza se cernía sobre este imprentero. Esta vez su amada esposa cayó enferma y a pesar de todos los cuidados iba cada vez peor. Perdió el uso de razón y quedó casi completamente paralizada, de modo que los doctores no le dieron muchas esperanzas. El marido, recordando todo lo que las almas del purgatorio habían hecho a su pequeño hijo, corrió otra vez a la Iglesia y prometió solemnemente, como otrora, imprimir 200 de los libros del Purgatorio, en principio, como urgente socorro de las ánimas benditas.

La aberración mental de su esposa cesó, y comenzó a mover su lengua y extremidades. En un corto período ella estaba perfectamente sana.

La cura del cáncer

Joana de Menezes nos contará de su cura. Ella estaba sufriendo de un cáncer en la pierna y sumergida en un profundo dolor. Recordando lo que había oído sobre el poder de las almas del purgatorio, ella resolvió poner toda su confianza en ellas y ofrecer nueve misas por ellas. Prometió publicar en el diario su curación, si esta se llevaba a cabo. Gradualmente el tumor y el cáncer desaparecieron.

Un escape de un asalto

El Padre Luis Manaci, un celoso misionero, tenía gran devoción a las almas del purgatorio. Se encontró una vez realizando un viaje peligroso, pero con mucha confianza pidió a las ánimas benditas que lo protegieran de los peligros que se iría encontrando.

Su camino bordeaba una zona desértica, en la cual se sabía que estaba infestada de peligrosas gavillas. Cuando se encontraba rezando el Santo Rosario por las almas, cuál no fue su sorpresa, de verse rodeado de una custodia de espíritus benditos. Pronto el descubrió la razón. Había pasado por una emboscada, pero las santas almas lo rodearon y lo taparon, tornándolo invisible para los miserables que buscaban su vida.

Lo acompañaron hasta que estuvo seguro y fuera de peligro.

Volver a la vida

El Prior de Cirfontaines nos cuenta su historia:

Un joven de mi parroquia cayó enfermo de fiebre tifoidea. Sus padres vencidos por la pena y me pidieron que lo encomendara a las oraciones de los miembros de la Asociación de las Santas Almas. Era un sábado. El chico estaba a las puertas de la muerte. Los doctores probaron todos los recursos, todos los remedios. Fue en vano. No podían hallar nada para mejorarlo. Yo era el único que tenía esperanzas. Sabía del poder de las benditas almas pues había visto lo que podían hacer.

El domingo rogué a los Asociados de las Santas Almas para que rogaran fervientemente por nuestro amigo enfermo. El lunes el peligro había pasado. El muchacho estaba curado”.

Léelo y despierta

“En mi larga vida”, escribe un sacerdote, “vi muchas manifestaciones de generosidad de los católicos por los pobres y necesitados, de acuerdo con lo que Nuestro Señor nos mandó hacer. “También noté que algunos católicos son, por supuesto, muy generosos y buenos. Algunos se preocupan por los pobres, otros por los enfermos. Leprosos, pacientes dencer, deficientes mentales, todos tienen amigos. Algunos prefieren ayudar a los jóvenes, los corazones de otros prefieren a los ancianos”.

“Lo más extraño de todas las cosas, es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los mas necesitados, esto es, por las benditas almas del purgatorio. Debe haber algunos que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré ninguno”.

¡Y las palabras de este sacerdote son pura verdad! Apelamos a aquellos que todavía no se han dedicado a si mismos a alguna forma particular de caridad, para que se dediquen con todas sus energías a socorrer a las benditas almas del purgatorio.

Hagan todo lo que puedan personalmente, e induzcan a otros a hacer lo mismo.

Tomado del libro Léeme o laméntalo Capítulo VI; pp. 24-26

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