Los dones del Espíritu Santo

Publicado el 05/18/2021

San Juan Pablo II, en su formidable Catequesis sobre el Credo, nos explica uno a uno estos preciados dones:

Don de sabiduría: Nos da una capacidad especial para juzgar las cosas humanas según la medida de Dios, a la luz de Dios. Iluminado por este don, el cristiano sabe ver interiormente las realidades del mundo: nadie mejor que él es capaz de apreciar los valores auténticos de la creación, mirándolos con los mismos ojos de Dios.

Don de inteligencia o entendimiento: Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas, al mismo tiempo que agudiza la inteligencia de las cosas divinas, hace también más límpida y penetrante la mirada sobre las cosas humanas.

Don de consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma. Enriquece y perfecciona la virtud de la prudencia y guía al alma desde dentro, iluminándola sobre lo que debe hacer, especialmente cuando se trata de opciones importantes, o de un camino que recorrer entre dificultades y obstáculos.

Don de fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza que asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos, moderando el ímpetu de la audacia o imprudencia.

Don de ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Gracias a ella -como escribe Santo Tomás-, el hombre no estima las criaturas más de lo que valen y no pone en ellas, sino en Dios, el fin de su propia vida.

Don de piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre, y lo hace clamar ¡Abbá, Padre! El don de la piedad, extingue en el corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón.

Don del temor de Dios: Nos infunde un espíritu contrito ante Dios, nos hace conscientes de las culpas y del castigo divino que ellas merecen, pero dentro de la fe en la infinita misericordia divina. Infunde también el temor de ofender a Dios, reconociendo humildemente nuestra debilidad. De este santo y justo temor, conjugado en el alma con el amor de Dios, depende toda la práctica de las virtudes cristianas, y especialmente de la humildad, de la templanza, de la castidad, de la mortificación de los sentidos.

Deje sus comentarios

Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

version mobile ->