Naomi Baron, profesora de lingüística de la American University de Washington, ha dado a conocer un sugestivo estudio realizado entre 300 estudiantes universitarios de Japón, Alemania, Eslovaquia, Estados Unidos y Brasil: un 92% de ellos prefieren leer libros físicos, en papel, más que sus equivalentes digitales, a pesar de ser más caros. La preferencia se vuelve especialmente nítida cuando se trata de leer para aprender, investigar o estudiar.

“Existe realmente un componente físico, táctil, cenestésico en la lectura”, afirma la Prof. Baron. El ejemplar físico facilita la concentración. Con las versiones digitales, los lectores “se distraen más, son desviados hacia otras cosas. También está el problema del esfuerzo visual, dolores de cabeza y un malestar general”. El formato digital no ayuda a saber el punto del libro en el que nos encontramos. Los textos son más impersonales y los lectores tienen dificultad para recordar al autor. En los libros físicos, la memoria visual es mejor, y los estudiantes tienen la sensación de haber logrado vencer un obstáculo al terminar el libro, lo que es algo así como un trofeo que se coloca de vuelta en la estantería.

“Mi investigación muestra que las personas tienen más probabilid des de volver a leer el libro si lo tienen en papel”, concluye la profesora. “Mi mayor preocupación, como docente de enseñanza superior, es que no estamos escuchando. Asumimos que estamos siendo útiles reduciendo el precio, haciendo las cosas más cómodas, respetando el medio ambiente, pero no nos hemos molestado en preguntarles a los estudiantes qué es lo que ellos piensan”.